por Redacción
El analista añadió que: "Hoy hace falta una modernización laboral porque la crisis industrial en Argentina volvió a profundizarse de manera preocupante. Entre noviembre de 2023 y agosto de 2025 cerraron casi 30 empresas por día y se perdieron 2176 mil puestos de trabajo en sectores metalúrgicos, textiles y de electrodomésticos, mientras el empleo formal retrocede y crece la inserción laboral precaria.
Muchos analistas coinciden en que modernizar el mundo del trabajo es relevante, ya que hoy traer de afuera cualquier producto vale un 40% en relación a lo que cuesta en la Argentina. El país tiene que volver a ser competitivo y para ello hace falta bajar impuestos y sacar cargas laborales.
En esa dirección, pese a que el Consejo de Mayo confirmó que presentará el documento final de su trabajo anual el 9 de diciembre, con la intención de llegar a las sesiones extraordinarias con un borrador consolidado de los principales proyectos, las resistencias a la reforma laboral propuesta por el Gobierno crecieron desde dos frentes centrales: la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Confederación General del Trabajo (CGT).
Ambos actores cuestionaron los lineamientos que el Consejo de Mayo discutió en su última reunión, donde quedó expuesto que el texto aún no logra un consenso mínimo entre empresarios y gremios, pero fundamentalmente con el Gobierno.
El encuentro funcionó como una radiografía del clima interno. La conducción industrial planteó reparos sobre varios puntos sensibles, mientras que la central obrera advirtió que el borrador podría afectar derechos individuales y colectivos, incluidas garantías de organización sindical. Las diferencias quedaron claras en la mesa, pero también en los pasillos de Balcarce 50, donde el propio Gerardo Martínez asumió un rol inesperadamente activo.
El secretario general de la UOCRA y representante sindical en el Consejo de Mayo salió de la reunión y caminó directo al despacho de Santiago Caputo. En el oficialismo lo consideran el sindicalista con mejor llegada y el único interlocutor capaz de sostener un canal de diálogo en un escenario cargado de tensiones. El gesto de acercamiento contrastó con la presión que arrastra la CGT, que teme que la reforma derive en un retroceso normativo.
“Nosotros hablamos de una modernización laboral sin perder derechos”, dijo Martínez a los periodistas acreditados en Casa Rosada. Además, confió en que el Gobierno acepte que los trabajadores no retrocedan en beneficios adquiridos, porque “nadie vota a un gobierno para perder derechos”.
Para la CGT, las alertas se centraron en licencias, antigüedad, indemnizaciones, cobertura por enfermedad, ultraactividad de los convenios, límites a la acción sindical, negociación por empresa, cambios en el régimen de los convenios y en el financiamiento sindical.
En la central obrera creen que el proyecto responde más a reclamos empresariales que a necesidades concretas de modernización de las reglas del trabajo. Consideran a varias cláusulas regresivas porque contrarían principios históricos del derecho del trabajo.
Según el borrador del gobierno los cambios más sensibles para el sindicalismo son:
La conducción cegetista se reunirá esta semana para definir una postura unificada de rechazo. Martínez ya advirtió que el sindicalismo no aceptará “ningún intento de reforma laboral que recorte derechos adquiridos”. La central teme que el proyecto erosione su poder de negociación y debilite la estructura de representación", finalizó el periodista.