por Jorge Joury *
No obstante, hay que señalar que los roces con La Cámpora lo retienen en el barro de la política bonaerense. Tensiones para renovar las autoridades del Partido Justicialista provincial y una disputa furiosa por la vicepresidencia del Senado corren la agenda del gobernador del horizonte nacional.
El año económico amanece escuálido. No hay dinero para distribuir entre los intendentes. Tampoco bonos, ni subas de sueldo para los estatales y el endeudamiento en dólares aparece verde. Milei ha tomado a Kicillof como el enemigo a vencer y no está dispuesto a abrirle alguna puerta ante cualquier ejercicio de resucitación.
En este contexto de adversidad, Kicillof puso primera y reunió a 1500 integrantes del sector, entre los que asistieron intendentes, ministros. En esas circunstancias bajó un mensaje preelectoral. "Venimos a convocar a todos y todas para construir una fuerza política que trascienda a la provincia de Buenos Aires".
El plan que articulan sus primeras espadas, es empezar a darle volumen federal al Movimiento Derecho al Futuro, que hoy cuenta con un carácter meramente bonaerense. Para eso, habrá ministros y dirigentes que empezarán a hacer desembarcos en las provincias. Kicillof planteó que "Tenemos que construir una alternativa nacional para sacar adelante a la Argentina" con la intención de trascender las fronteras provinciales y disputar el escenario político argentino en los próximos dos años.
La idea es construir un perfil federal y una red política propia a nivel nacional. Sin embargo, la persistente interna del peronismo bonaerense, con La Cámpora como actor central, sigue condicionando su agenda y lo obliga a librar batallas locales desgastantes, que chocan con esa pretensión.
En los últimos días, el mandatario provincial profundizó gestos claros hacia un armado nacional. En una nota en InfoPlatense, se destaca que viajó a Formosa para compartir actividades de gestión con Gildo Insfrán y sumó presencia en una reunión clave con gobernadores peronistas de perfil opositor duro como Sergio Ziliotto (La Pampa), Ricardo Quintela (La Rioja), Gustavo Melella (Tierra del Fuego) y Elías Suárez (Santiago del Estero), acompañado por su jefe político, Gerardo Zamora. El encuentro, realizado en la Casa de La Pampa en la Ciudad de Buenos Aires, incluyó también a legisladores nacionales. También se interpreta que Kicillof prefiere el diálogo con sus pares provinciales y no con el “ruido legislativo”.
Kicillof también se hermanó con la conducción cegetista, y por eso posó en fotos y se sumó a las movidas de fin de año en movilizaciones contra el gobierno de Javier Milei. Todo un esto importante hacia el movimiento obrero porque lo dejan como el único gobernador que dio la cara.
Como se recuerda, el cónclave con sus pares dejó un documento muy duro contra el gobierno federal, sobre todo en la distribución de fondos, pero también un mensaje hacia adentro del PJ, tratando de dejar planteado que el fastidio con el kirchnerismo en una realidad y se profundiza. Es que, entre otras cosas, los gobernadores creen que no se sienten respaldados en el Congreso por la bancada de diputados.
Mientras ensaya una construcción federal, Kicillof enfrenta un nuevo pico de tensión en su propio territorio. Tras lograr la aprobación del Presupuesto y el endeudamiento provincial, con negociaciones duras tanto con la oposición como con el kirchnerismo, se reactivaron conflictos de poder en la Legislatura lo cual desnuda un signo de debilidad frente a la oposición.
El Senado bonaerense fue el otro foco de conflicto entre Axel y La Cámpora, y la pelea estuvo en el tercer lugar en la línea sucesorio. Ahí también se sumó el Frente Renovador impulsando a Mario Ishii. El gobernador quiere a Ayelén Durán. En tanto, los camporistas jugaron fuerte y avanzaron sobre la secretaría administrativa, un cargo que ocupa el ex viceministro de Economía de la Nación, Roberto Feletti. La Cámara Baja también está en el escenario de las confrontaciones, y allí la cuestión tiene que ver con el manejo de recursos, y también la relación con los municipios.
A eso se le suma la puja fuerte en el PJ bonaerense, que tiene elecciones el 15 de marzo del año próximo, tal como lo adelantó Impulso Baires. Máximo Kirchner tiene mandato vencido desde este mes, no obstante quiere seguir presidiendo otro período, aunque en el último Consejo partidario, en Malvinas Argentinas, hubo arduas negociaciones por la Junta electoral, apoderados y los siempre polémicos padrones. En el entorno de Axel Kicillof hay dos nombres para llevar adelante la próxima gestión partidaria: Verónica Magario y Julio Alak.
Cerca del gobernador admiten que se siente más cómodo recorriendo provincias que negociando con intendentes bonaerenses, enfocados en obras, recursos y cargos, destaca una nota de Info Platense. La hoja de ruta incluye visitas a distritos golpeados por el ajuste, encuentros con pymes en crisis y sectores como docentes y trabajadores afectados por las políticas nacionales. No está en los planes, aclaran, buscar fotos con gobernadores opositores como Ignacio Torres o Maximiliano Pullaro. También hay autocrítica: reconocen que el discurso de Kicillof sigue siendo marcadamente metropolitano y que le falta olfato federal referido a realidades productivas diversas, como la minería en Cuyo. La construcción de una narrativa federal aparece como uno de los desafíos centrales del camino que recién empieza a transitar.
En ese complejo tablero, Kicillof intenta avanzar con una proyección nacional que, por ahora, lo mantiene atado a una interna bonaerense feroz que lo mantiene anclado a disputas que preferiría dejar atrás. El desafío será saber cuánto de ese barro logra sacudirse sin romper del todo con el espacio que todavía condiciona su poder territorial.
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información y analista político. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".