26/04/2024 - Edición Nº2955

Politica

Punto de vista

El futuro de Cambiemos

06/01/2019 | (Por Diego Barovero*) El sistema político republicano, constitucional y democrático se encuentra notoriamente en crisis. En un contexto internacional de avance de nacionalismos populistas con rasgos autoritarios como reacción a la injusticia y las desigualdades cada vez más profundas, las libertades civiles y políticas han perdido prestigio en la visión de amplias franjas de la sociedad que ve con preocupación su evidente desconexión de conceptos como “crecimiento” en una economía que no los contiene ni les ofrece perspectivas de auténtica integración social.


por Diego Barovero



En ese marco, nuestro país no es la excepción y la proximidad de las elecciones generales que se realizarán este año en todos los distritos y a nivel nacional, Cambiemos y las fuerzas políticas que lo integran afrontarán el desafío de intentar renovar la confianza que les otorgó en 2015 la ciudadanía para gobernar otro turno.
Sin embargo, tienen por delante una asignatura pendiente que data desde su oficialización como alianza o acuerdo electoral. Se trata de asumir con compromiso y veracidad la intención de constituirse en una auténtica coalición, no solamente electoral sino de gobierno.
Hace décadas que en el mundo se conforman coaliciones políticas, no siempre permanentes, pero con objetivos claros. En Europa han sido y son cada vez más frecuentes, y empezaron a serlo también en América Latina. Tienen la virtud de acercar espacios pluralistas que piensan distinto en algunas temáticas pero comparten valores y principios genéricos así como en torno a una agenda programática más o menos acotada al período del mandato presidencial o de una legislatura en los modelos parlamentarios.
Es frecuente escuchar voces que señalan lo dificultoso y poco conducente de coaligar a quienes piensan diferente. Otros sostienen que ese es precisamente el desafío de las coaliciones exitosas, a fin de cuentas los que piensan igual o parecido pueden convivir en un mismo partido político y disputar en caso de estructuras partidarias que faciliten la “democracia interna”.
Cambiemos tiene a sus tres integrantes con posiciones cercanas en algunas cuestiones y bien diferenciadas en otras, porque sus propias personerías políticas, sus historias y trayectoria son bien distintas entre sí.
La Unión Cívica Radical es el partido político organizado nacional y federalmente más antiguo de la tradición argentina que desde la muerte de Raul Alfonsín carece de un liderazgo nacional unificado pero posee un desarrollo nacional auténtico y gobierna distritos provinciales y municipales a lo largo y ancho de la República .
La Coalición Cívica ARI es un conjunto de dirigentes reunidos en torno al liderazgo ético de Elisa Carrió con fuerte impacto mediático.
Por su parte PRO es una estructura de dirigentes y funcionarios bajo la conducción de un líder o jefe natural que es Mauricio Macri, vértice del esquema de poder construido desde la jefatura de gobierno de la CABA, hoy extendido a la gobernación bonaerense y a la estructura de la administración nacional.
¿Cuál es el desafío de este final de gestión de Cambiemos si aspira seriamente a consolidarse en el poder, obteniendo un nuevo turno para gobernar?
Tal vez debería comenzar por el principio, aquello que en la urgencia electoralista de 2015 cuando lo apremiaba construir un espacio competitivo capaz de desplazar al peronismo del poder luego de 14 años, sin definiciones claras acerca del programa de gobierno, la metodología de gestión, la conformación y distribución de los espacios y funciones en la nueva administración. Cuando lo urgente dejo de lado lo importante.
Es el tiempo de la conformación seria y consistente de una coalición institucionalizada, con un programa de mediano plazo claramente expresado, en no más de cinco o seis puntos básicos que suscriban todas las fuerzas políticas que la integran. Un claro esquema colaborativo de gestión, haciendo hincapié en las fortalezas que cada espacio aporta al conjunto para potenciarlo. En ese planteo, cada fuerza podría o no concurrir a primarias con sus propios candidatos sosteniendo su identidad pero con un compromiso programa común. Un buen ejemplo sería el esquema de la Concertación Chilena, autentica coalición de gobierno que sacó al país vecino de la dictadura pinochetista y condujo una exitosa transición democrática y produjo importantes transformaciones institucionales, políticas y económicas. Entonces concertaron una ingeniería electoral y de gobierno sobre tres bases. Un programa de gobierno común consensuado por todos los partidos, elecciones primarias para definir el candidato a presidente y un método de compensación en beneficio de los partidos menores en detrimento de los mayoritarios.
Finalmente, Cambiemos podría destacar explícitamente su capital político más significativo : su pluralismo auténtico y la adhesión al régimen democrático liberal de división de poderes, republicano y representativo, el mayor reaseguro para una verdadera agenda progresista en un contexto regional y mundial cada vez más amenazante.

 

(* Dirigente UCR)