por Télam
Uno de los números más esperados del primer día fue el del dúo estadounidense TOP, que congregó personas desde el show de Telescopios, el cuarteto cordobés de indie encargado de subir los telones de la ceremonia musical que se extenderá hasta el domingo 31.
La oscuridad perdió su aparente calma cuando el espacio principal se iluminó con antorchas, un auto -decorado del escenario- se prendió fuego y un sonido distorsionado se suspendió en el aire; esas pistas bastaron para que los gritos que se habían guardado celosamente durante toda la tarde, se liberen sin pudores.
El dúo conformado por el cantante, compositor y multiinstrumentista Tyler Joseph y con el baterista Josh Dun recreó una lista de 16 temas que se centró principalmente en los tracks de su más reciente álbum “Trench”.
Con celulares en alto y un predio atento a lo que pudiese ocurrir, se registró la irrupción de los músicos, entre el fuego, con máscaras que tapaban sus rostros y la energía de “Jumpsuite” y “Levitate”, así fue el comienzo de un repertorio que debió repetir el inicio de “Cut my lip” por problemas técnicos.
Minutos antes de que el dúo rapee “Holding on to you”, Joseph se hizo universo junto a las personas del público que lo sostuvieron sobre sus cabezas y sumaron al unísono sus voces el comienzo de la canción.
En un momento del show el vocalista dio una vuelta mortal hacia atrás y Dun saltó sobre el piano, pero esta vez sin error de cálculos; Joseph tiene su dedo envuelto en cinta amarilla y el baterista enseña que tiene atado en su muñeca un pañuelo del mismo color, que representa al quinto álbum, del que también tocaron “My blood”, “Chlorine” y “Morph”.
Una de las virtudes del dúo estadounidense es la versatilidad que construyó a lo largo de sus dos décadas para saltar del género más rabioso al más lento y seguir alimentando la adrenalina de la marea de gente que, coordinada en cada movimiento, bramó emocionada en cada canción.
Bailar con los muchachos de seguridad, que el público también mantenga en alto a Dun sobre la estructura de su batería, que Joseph camine entre la gente y se trepe a una torre para tener mayor perspectiva, que el baterista discuta sonidos con él mismo a través de un video, o que se despidan vistiendo la camiseta de Argentina, son algunos de los condimentos que de TOP que mantienen a sus fanáticos en alerta.
En el mismo espacio pero una hora y media antes irrumpió Interpol, trío que comanda Paul Banks en voz y guitarra, Sam Fogarino en batería y Daniel Kesller en guitarra, y que en vivo suma a Brad Truax en bajo y Brandon Curtis en teclado.
En este encuentro la banda ratificó su vínculo con el público argentino, una manada bastante diferente a la que caminó el predio durante la tarde, y al que agradeció en un castellano con acento gracioso mientras recibían abrazos en formas de aplausos que escoltaban cada canción.
Estos músicos no necesitan más que aire para dejarse llevar y liberar la potencia y psicodelia que dan cuenta de más de dos décadas y que -no se sabe cómo ni a través de qué proceso fenomenológico- de pronto te encuentran frente a ellos bailando sus notas con los ojos cerrados.
Con precisión milimétrica y un sonido impecable, Interpol recorrió trece canciones que fueron y vinieron entre sus clásicos y alguna canción de su más reciente trabajo “Marauder” como “If You Really Love Nothing”.
“Tomé unas cervezas de más y tengo miedo de arruinarlo”, dijo con humor Post Malone y río con el público: su espectáculo estaba entre medio de Interpol y TOP, así que la mayoría de las personas que habían estado bailando a la par de la banda neoyorkina, aprovecharon para seguir moviéndose con el Dj y productor.
Mientras tanto, en el espacio Perry’s -en homenaje a Perry Farrell, cantante de Jane's Addiction e ideólogo del festival- que ya había albergado a referentes locales del trap y música urbana como Dakillah o Khea, destinaba su espacio a la música electrónica y presentaba a RL Grime, una antesala acorde a Steve Aoki.
Otra de las bandas que convocaron a sus propios seguidores fue la británica Bring me the Horizon, que tocó cerca de las seis y que atrajo como un imán a gran parte de las remeras negras que pululaban por el campo.
De la misma manera que todos los seguidores de TOP se reconocían por alguna prenda, pañuelo o cinta de color amarillo, los seguidores del quinteto de trash y rock alternativo, que esperaban sobre la avenida Márquez cerca de las 15 el momento de ingresar, se distinguían por la negritud de sus vestimentas.
Más temprano se escucharon al trapero Wos, que conquistó todos los oídos del predio; al saxofonista Kamasi Washington; y a la española Rosalía que logró cautivar miradas bien disímiles con su propuesta que suma los elementos del flamenco y del trap al pop.