23/04/2024 - Edición Nº2952

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Editorial "Costo de vida"

Coronavirus, dinosaurios y Wall Street: Fragilidades de un mundo en crisis

10/03/2020 | Editorial de este martes de Fabricio Moschettoni para Costo de vida, el ciclo de ImpulsoBaires.com.ar que se emite por Radio 96.7 de lunes a viernes de 7 a 8.


por Redacción


El coronavirus está poniendo en evidencia la fragilidad del mundo en el que vivimos. Las naciones desarrolladas se armaron hasta los dientes no solo en la carrera armamentista sino en sus estrategias comerciales para ejercer liderazgo en el medio de una economía súper globalizada.

Hasta hace poco debatíamos el futuro, en donde China emergía como la gran potencia mundial desplazando a Estados Unidos de ese trono que ejerció históricamente, observábamos el debate por la dimensión de la Unión Europea, o atendíamos la pulseada del medio oriente por encontrar un camino definitivo que lo identifique como bloque regional. Debatíamos sobre ISIS y Al Qaeda, sus fuentes de financiamiento y la amenaza hacia el mundo occidental.

Observábamos a Italia y la lucha de Matteo Salvini y su Lega por imponer el criterio de cierre de inmigración que venía recibiendo desde parte de África hacia sus costas. Mirábamos espantados o admirados el surgimiento de extremos nacionalistas en Europa.

Hasta hace pocos meses, debatíamos sobre el efecto invernadero como amenaza de un mundo descuidado, al que lo preferimos industrialista en lugar de ecológico, y sacábamos cuenta en función del daño que hacemos cuántos bosques nos llevamos puestos por cada día que pasa.

Hasta hace poco mirábamos en función de eso como las grandes potencias no querían suscribir acuerdos ambientales para amortiguar el recalentamiento del planeta, su deshielo y consecuente injerencia de masas de agua de los océanos a los continentes, o la erradicación de la Amazonia como región de oxigenación planetaria.

Hasta hace poco, en nuestra región debatíamos el liderazgo de centro y sur américa, el proceso de paz en Colombia, la guerra contra el narco en México, le verborragia de Jair Bolsonaro, la vigencia del Mercosur o la interesante performance del Pacto Andino.

Hasta hace poco la amenaza latente era el cibercrimen, el avance descontrolado de las tecnologías que podían terminar en un minuto con la economía mundial provocando estallidos en serie, haciendo subir y bajar acciones hasta en el propio Wall Street, o lo que es peor: un perverso accionar ciberterrorista invadiendo sistemas de seguridad en centrales atómicas, represas o buscando el control absoluto de ciudades inteligentes.

Hasta hace poco mirábamos débiles y resignados como un cometa o asteroide o algo parecido nos podía dejar sin planeta. Pensábamos en la mal que la pasaron los dinosaurios hace 65 o 66 millones de años cuando un meteorito en Yucatán,  México, se los llevó puesto junto al 75% de la vida del planeta, y pensábamos en dejar alguna semilla para que dentro de mil años nuevamente el ciclo de la vida empiece a dar señales con algunos mamíferos de pequeño porte deambulando, y cien mil años por delante algunas especies tomaran más cuerpo para que dentro de doscientos mil años más plantas y mamíferos dijeran presente en el  camino de la salvación. Si todo fuese como pasó hace 66 millones de años, sabemos que recién dentro de 700.000 años algunas legumbres van a empezar a asomar, y allí la vida empezará a ser más palpable.

Pero de golpe, de la manera más simple nos jaquearon con la aparición del coronavirus. ¡Sí, del coronavirus!.

Para no errarle acudo a la Organización Mundial de la Salud, la que define así: “los coronavirus (CoV) son una amplia familia de virus que pueden causar diversas afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como ocurre con el coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el que ocasiona el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV). Un nuevo coronavirus es una nueva cepa de coronavirus que no se había encontrado antes en el ser humano.

Los coronavirus se pueden contagiar de los animales a las personas (transmisión zoonótica). De acuerdo con estudios exhaustivos al respecto, sabemos que el SRAS-CoV se transmitió de la civeta al ser humano y que se ha producido transmisión del MERS-CoV del dromedario al ser humano. Además, se sabe que hay otros coronavirus circulando entre animales, que todavía no han infectado al ser humano”.

Así fue cómo algo surgió entre nuestras vidas y hoy nos está amenazando con destruirnos masivamente.

Las autoridades del mundo no supieron como reaccionar, y el mundo estalló en pedazos. Se cayeron las economías más poderosas y solo los laboratorios que exploran un tratamiento para superar esta cepa dañina del coronavirus están en alza. Líneas aéreas, compañías de transporte, puertos, petroleras, todo, absolutamente todo se desplomó.

Hace poco, el 18 de febrero, advertíamos el impacto que podía causar el coronavirus a nuestra economía. Lo hacía el ingeniero Miguel Ponce, etudioso de la economía global. Hace apenas menos de un mes decíamos, por ejemplo, que las pérdidas planetarias serían de alrededor de cuatro veces el stand by que recibió Argentina, o sea unos 160.000 millones de dólares. Nuestra cuenta en pocas horas quedó superada. Vimos el problema, lo advertimos, pero no entendimos la dimensión.

Y ayer, el ministro de Salud de Argentina, Ginés González García dijo una frase sepulcral: “no pensé que iba a llegar tan rápido”. Ahí queda demostrado cabalmente lo endeble que somos, lo improvisados.

Mientras el mundo, que reaccionó muy tarde estaba en alerta, Argentina no entendía nada de nada. El presidente Alberto Fernández habla del dengue como principal problema, mientras que al sistema sanitario se le escaparon casos, y una muerte nos alarmó a todos. Sí, una muerte con un caso que no detectó nuestro sistema de salud.

La debilidad la tenemos a la vuelta de la esquina. Ni carrera armamentista, ni cometa o meteorito, ni ciberterrorismo, ni nuestros daños al medio ambiente son tan potente como una rección biológica, algo que nace de manera simple, casual o tal vez hasta sin conocer nada del tema podemos aventurar con alguna mala maniobra genética. Y esto que vivimos hoy puede terminar con nuestra especie. Así de grave estamos.
Buen martes!.