23/04/2024 - Edición Nº2952

La Plata

Editorial "Costo de vida"

Y de golpe, la sobreactuación

12/03/2020 | Editorial de Fabricio Moschettoni en Costo de vida, Radio 96.7 de La Plata.


por Redacción


El Gobierno nacional actuó de manera pésima en todo este proceso del coronavirus. Pero ayer finalmente despertó.

Al principio, no hace mucho, lo desestimaba, el mismísimo presidente Alberto Fernández decía que era más importante el dengue, el ministro de Salud Ginés González García sostuvo que se sintió sorprendido por la rapidez en la que llegó al país, y el sistema sanitario no se preparó para uno de los mayores males de nuestros tiempos, en donde ni siquiera sabemos en qué lugar estamos parados.

Insisto porque me parece importante: nosotros, en este espacio, el 18 de febrero alertábamos sobre las consecuencias fatales del evento, lo hacíamos desde la mirada que más práctica nos resulta, o sea desde la economía, y advertíamos que salvo las acciones de las compañías que estaban detrás de conseguir la vacuna para combatir el flagelo, no había unidad económica en la tierra que se salve del cimbronazo.

Lo dijimos, gritamos prácticamente, y pedimos acciones concretas: un plan sanitario y un plan de salvataje económico. Pero sin embargo había un letargo increíble.

Los distintos niveles del Estado no tomaron conciencia de qué se trataba.

Hace algunas horas lo significaba en una editorial como esta: nos preparamos para recibir un cometa que nos destruya, hablamos del efecto invernadero, de guerras con tecnología sofisticada, pero nunca tomamos conciencia que un elemento biológico nos podía aniquilar, y nos puede aniquilar!.

Los números de este evento pandémico lo definen propiamente, y ya no solo los 124.088 contagios en todo el mundo y 4.597 muertes, sino que hay imágenes más impactantes que grafican la situación, como por ejemplo fotografías satelitales de la NASA y la Agencia Espacial Europea en las que se muestra a la ciudad china de Wuhan con 25 por ciento menos de emisión de efecto invernadero durante enero y febrero de este año con respecto a igual período del año pasado. Ahí claramente se observa la disminución del ritmo económico. Por un lado, el dato positivo de alivio para el planeta si se quiere, pero por el otro la demostración cabal de la fatalidad: se contrajo por miedo.

El mundo está retrocediendo en sus posiciones por miedo. Las poderosas naciones que desarrollaron una feroz carrera armamentista hoy hablan de una vacuna a cien días para empezar a ser probada, o sea una eternidad.

Ahora sí vuelvo al caso argentino, al negacionismo constante, al decir que acá todavía no iba a llegar, y a la sorpresa manifiesta de que finalmente llegó y puede hacer un desastre.

La jornada de ayer fue la primera en donde el gobierno nacional tomó conocimiento de la bomba biológica que se está activando, y de golpe a los manotazos copió y pegó protocolos mundiales para implementarlos acá. A Nación lo siguen las provincias, y a ellas los Municipios.

El Estado y su sistema sanitario no está preparado para el desastre que aquí se puede dar. No es para alarmar, pero cualquier trabajador de un hospital público sabe de lo que estoy advirtiendo. Me podrán llegar retos, pero nadie se va a animar a decir que miento. Estoy diciendo la verdad, y una verdad incómoda, demasiado incómoda.

Los gobiernos del país, -el de la Nación y los subnacionales-, tienen que ir a la práctica. No deben sugerir acciones, deben tomarlas, deben exigirlas, es imperativo.

Por poner un ejemplo del polvorín sanitario en donde estamos parados: el sistema penitenciario federal, el de nuestra provincia y el de todas las provincias, tienen que ser atendidos ya y blindarse dejando sin que se reciban visitas del exterior, no puede haber más espectáculos públicos ni privados hasta tanto no aclare, las clases deben ser suspendidas de inmediato.

Yo sé que hablar de esto no es simpático, sé que no hay que alarmar, sé que hay que prevenir, pero también sé que lo que ayer fue declarado oficialmente una pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud nos puede hacer un desastre mayor.

Insisto en la falta de preparación de Argentina ante situaciones inéditas. Siempre lo escribí en mis columnas acerca del retraso que tenemos en las ciudades grandes para atender cuestiones de emergencia, y lo hacía aún resaltando que La Plata en los últimos años avanzó muchísimo desde la puesta en práctica del SAME y sobre todo del eje COEM, que es el Comité de Emergencia. A nosotros, los platenses, el desastre nos tocó en 2013 con las trágicas inundaciones, y ahí vimos un Estado sin preparación, por eso que esa experiencia nos hizo mejores de verdad y hoy estamos un poco más adelantados que el resto de las ciudades similares.

Como muchos de ustedes recordarán, el Estado de nuestra Ciudad en abril del 2013 reaccionó negando situaciones: negaron a la mayoría de muertes que dejó la trágica inundación, se burlaron de la gente entregando unas ridículas mochilas de emergencia semanas posteriores por si un evento similar volvía a suceder, y funcionarios del entonces intendente Pablo Bruera no tuvieron mejor idea que mentir en una foto diciendo que estaba comandando la grave situación cuando en rigor se encontraba vacacionando en Brasil.

El Estado nacional ahora actuó igual. Primero tuvo desconocimiento, después mintió y finalmente cuando el mundo declaró una pandemia reaccionó como pudo.

Ayer recordaba una nota que hice hace pocos días al historiador Ricardo López Göttic, y el me decía que uno de los problemas de la clase política argentina es no leer lo que pasa en otros lugares del mundo, y efectivamente hasta esa opinión fue una señal, una crítica sobre lo que hoy nos está pasando.

La política argentina se mira su propio ombligo en lugar de estar atenta acerca de las tendencias. En un mundo globalizado, lo bueno y lo malo tardan en llegar de un punto a otro el tiempo de un viaje de avión. Fíjense ustedes el experimento que hacemos en este programa, cuando temprano les cuento cómo reaccionan ante determinados eventos las economías más desarrolladas en la representación de sus bolsas de valores, y les digo ´eso en unas horas ocurre acá´. Este juego que hacemos está bueno para medir los efectos de la globalización, de esta gran aldea global.

Argentina es un país endeble, que no invirtió en formación, que no trabajó sobre catástrofes, que no está capacitada para organizar un esquema preventivo eficiente, eso lo sabemos, y por eso tenemos la obligación de llamar la atención, de advertir todo el tiempo aunque al poder representado en el Estado no le guste ni medio.

El Gobierno ahora sobreactúa, pero la realidad es que tiene que actuar de verdad.
 
Buen jueves.