18/04/2024 - Edición Nº2947

Politica

La columna de Jorge Joury

Una pausa para enfriar el fuego amigo y disimular fatigas en lo más alto del poder

19/07/2020 | Es evidente que Alberto Fernández aprovechó los anuncios del viernes en Olivos para enfriar la interna partidaria que venía soplándole en la nuca de manera constante. El Presidente se esforzó en aclarar ante la prensa que en el Frente de Todos no tienen "diferencias" internas pero sí "opiniones a veces distintas" y aseguró que "si alguien pretende que deje de dialogar", eso "va a ser imposible" porque está en su esencia y su naturaleza.


por Jorge Joury *


Lo que queda claro por estas horas, es que los números de la economía comenzaron a hablar con fuerza y ahora la mecánica pasa a ser abrir lo más posible, siempre que el sistema sanitario lo soporte. Lo que se observa a primera vista,  es que el primer ciclo largo de la respuesta argentina a la pandemia está llegando a su fin, y que, con más o menos distancia social, se abre necesariamente una nueva etapa política y económica, que todavía no es pospandémica, pero que ya tiene como uno de los grandes desafíos del Gobierno comenzar a pensar el día después. Es una manera de hacerse cargo de qué manera emerger del bombardeo que ha sufrido el aparato productivo. El Presidente ha entendido que es hora de empezar a juntar humildemente los pedazos de un país roto y ponerse a rearmar el rompecabezas.

Pero en el balance de la semana, no pueden ignorarse las detonaciones verbales en la interna oficialista. Por rara coincidencia, desde hace unos días, Alberto Fernández venía recibiendo fuertes críticas desde el interior de su propio frente, puntualmente, del kirchnerismo puro. Primero le marcó la cancha Cristina, luego fue Hebe de Bonafini quien cuestionó al mandatario por haberse fotografiado con "industriales explotadores". La foto con empresarios del G6, en la que estuvo desde el sector financiero hasta el campo, dificulta por estas horas la cohesión en el oficialismo. Hay militantes o referentes K que perdieron la paciencia y el respeto a la máximo figura del gobierno nacional.  

Luego siguió la senadora Anabel Fernández Sagasti rectificando al presidente por Vicentin. Y por si fuera poco, se sumó Víctor Hugo Morales a decir que Alberto Fernández lo había desilusionado por condenar las violaciones a los derechos humanos en Venezuela.

Pero no es todo. Otro de los que avivó el festival de fuego amigo, tanto para AF como para su vice, aunque sin nombrarla, fue el líder gastronómico Luis Barrionuevo.“No jodan con la gente”, amenazó y a modo de advertencia recordó los hechos del 2001, muertos incluidos. 

Barrionuevo, que suele ser un radar para detectar tormentas, insistió en que "la situación es delicada, no alcanza la comida para dar. Somos el sector productivo, que los políticos se dejen de joder porque no se juega con la gente. Acá hay un problema de liderazgo político y de la conducción política. Queremos saber a dónde estamos parados. Creo que nos tuvieron 60 días encerrados y tienen que hacerse cargo los infectólogos y el ministro de Salud. Llegamos a este momento donde el hartazgo es terrible, pero el hambre también lo va a ser", dijo y agregó: "No necesitás 24 ministros, necesitás ocho que tengan capacidad, experiencia y que conozcan la situación de los pobres y los empresarios. No necesitamos CEOs. Le digo al Presidente y a la que puede estar atrás: 'No jodan con la gente, ya vivimos el que se vayan todos".

Frente a este escenario, el ministro de Defensa, Agustín Rossi también dejó picando enigmas, al decir que "hay que bancar al presidente Alberto Fernández". La postal, no hace otra cosa que acrecentar los rumores de grieta dentro del Frente de Todos, dejando a cielo abierto una importante cuota de fragilidad en lo más alto del poder. 

Y si faltaba un jugador polémico para aportar lo suyo, Aníbal Fernández dio el presente para colocar la frutilla del postre: “Pidan la pelota loco, ayuden al Presidente”, le enrrostró a los ministros. Lo llamativo es que nadie salió a responderle y el rumor de la posible vuelta del ex jefe de Gabinete empezó a sonar.   

En ese contexto, la reaparición de Macri podría haberle servido al Gobierno para aquietar internas y abroquelarse. Pero tampoco sirvió. Lo que sí hizo el inexplicable viaje a Asunción del expresidente en plena cuarentena fue agitar la propia interna de Juntos por el Cambio, que ya debería abandonar la primera parte de ese nombre.

Frente a este tembladeral, muchos se preguntan: ¿qué le está pasando al Presidente?. Después de 8 meses en el sillón de Rivadavia, se le observa cierta fatiga para proponer nuevos escenarios. Tal es así, que algunas voces que llegan desde la vereda del empresariado, sostienen que se hace necesario oxigenar el ambiente con un relanzamiento de la gestión y un plan económico es la llave maestra del despegue. 

El periodista y escritor Jorge Asis aportó su mirada: "al Gobierno lo veo frágil y prematuramente envejecido. Si el ministro Rossi dice que hay que bancar a Alberto es porque hay un problema con Alberto. Todos se entretienen con si la culpa es de Cristina Kirchner o de Alberto, pero en realidad algo le pasa a este muchacho", afirmó el polémico analista durante su aparición semanal en el programa Animales Sueltos. 

Para Asís, el tándem Alberto-Cristina "están impacientes y cansados, ella está disconforme con algunos espacios del gobierno y con el 'no pasa nada'. Nadie quiere que se vaya Alberto, no hay campañas en contra", afirmó, pero aclaró que "Alberto está cansado de tener que rendir exámenes cotidianamente" mientras la vicepresidenta "está un poco cansada de muchas áreas del gobierno que están estancadas y es posible que pronto se hable de la posibilidad de cambios". 

Algunos analistas encuentran explicaciones del fuerte olor a pólvora puertas adentro del gobierno, en que debido a las medidas para enfrentar a la pandemia y sus consecuencias económicas, Alberto Fernández, se dedicó a ocupar el centro de la escena, pero la vice Cristina Kirchner, paralelamente logró concentrar el poder. Sin hablar, a través de acciones y algunas ausencias, la ex presidenta ha ido marcando una línea política.  

Fernández encontró en el coronavirus una oportunidad inesperada para mostrar que tiene otro estilo que Cristina, su mentora. Las encuestas que saludaron sus modos en un principio empezaron a avisarle, desde hace ya varias semanas, que ese reconocimiento es en general transitorio.    

En un artículo anterior señalé la posibilidad de que después de que se cierre el acuerdo por la deuda y afloje un poco el clima volcánico de la cuarentena, se agite la posibilidad de recrear el gabinete nacional, donde se nota que hay varios jugadores golpeados. Uno de ellos,  es el ministro de Desarrollo Social Daniel Arroyo, quien fue blanco de la artillería mediática con la compra de alimentos. Aquella vez, el  funcionario mostró su inexperiencia en la gestión, cuando admitió que no controlaba las compras ni conocía en detalle el circuito de contrataciones y pagos.Nadie duda de su honestidad, pero tuvo que salir Alberto a defenderlo.

Santiago Cafiero es otro de los que están nominados. No obstante, no es un blanco fácil porque  AF lo defiende porque viene acompañándolo desde la fundación del Grupo Callao y es hombre de su mayor confianza. Si bien es cierto que se despertó y asumió en los últimos días su rol de portavoz, pero lo hizo con una inédita -en él- defensa de Cristina Kirchner y un inoportuno cruce con el periodista Diego Leuco
Otra de las que presenta escoriaciones en el casco es la ministra Sabina Frederic. Sus tropezones en materia de Seguridad son notorios y aprovechados Sergio Berni para ponerla en tela de juicio e instalar su show mediático, en un ninguneo sin antecedentes. El canciller Felipe Solá es otro de los que parece pintado.

También se encuentra a la intemperie el ministro de Agricultura, Luis Basterra, cuando confesó sin ponerse colorado que desconocía la decisión de expropiar Vicentín. Y la reforma judicial de Gustavo Beliz, no pasó el filtro de Cristina Kirchner. Las excepciones, por diferentes razones, fueron Ginés González García, a quien al final se le valora haber puesto el cuerpo en una crisis inédita, y Martín Guzmán, quien se ocupó de la renegociación aún en suspenso de la deuda, pero parece finalmente llegar a buen puerto.  

Desde el kirchnerismo tienen atragantados a varios ministros. Les exigen mayor celeridad y también una actitud más proactiva. Sostienen que “ Cristina debe creer que se despilfarra todo el capital, que hizo el esfuerzo de bajarse y hay quienes por falta de experiencia en la gestión no terminan de encontrar soluciones”, sostuvo un vocero allegado al Instituto Patria. Esto tal vez sirva para describir la complejidad del vínculo entre el jefe de Estado, su vice y los respectivos entornos.  

El kirchnerismo volvió al poder pero no lo siente. Al menos esa sensación tienen de los de paladar negro, cuando ven un equipo “albertista” en el gabinete a pesar de que La Cámpora ubicó a importantes referentes en lugares como Interior, PAMI y Anses y en segundas líneas clave para controlar las ‘cajas’ políticas o áreas de gestión sensible como AFIP.   

En la etapa que viene hay funcionarios de peso como Juan Cabandié, María Eugenia Bielsa, Gabriel Katopodis y Agustín Rossi, entre otros, que seguramente esperan la depuración para salir a la cancha con nuevos bríos. 

Otro dato no menor, es que en diciembre del año pasado Sergio Massa se mostraba como el primer "albertista" y el garante del acuerdo político y hoy cada vez más se recuesta en Máximo Kirchner. Ambos, sigilosamente, construyen poder. Probablemente la próxima elección de medio término, empiece a mostrar los primeros efluvios de una renovación dentro del peronismo, sumando dirigentes jóvenes. Tal vez la idea sea llegar al 2021 con una propuesta más atractiva y activa.

A la Argentina le quedan pocos botes para salvarse de un nuevo diluvio universal. Lo lamentable, es que sus gobernantes los están incendiando para resolver sus problemas internos.
 
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Para consultar su blogs, dirigirse al sitio: Jorge Joury De Tapas.