23/04/2024 - Edición Nº2952

Politica

La semana que pasó

El fantasma de la devaluación con Guzmán en tiempo de descuento

25/10/2020 | La pregunta que ronda por estas horas en el mercado financiero es : ¿Cuánto tiempo más será ministro Martín Guzmán? . Comentan que el Presidente lo quiere bancar hasta que se firme el nuevo acuerdo con el Fondo. Cambiar de caballo en medio del río sería demasiado riesgoso. La duda es si va a devaluar él o el ministro de Economía que lo suplante, admiten algunos legisladores oficialistas que le ponen fecha de vencimiento. Añaden que "el malestar reinante hace que a Martín no le duren ni un día las medidas". Ya está sonando el nombre de otro Martín para entrar a la cancha. En este caso se trata de Redrado. Guzmán por estas horas camina por la cornisa. Carga una mochila repleta de desafíos. Lleva ahora el peso de ser responsable central de las medidas para contener el dólar y reducir la brecha. El Gobierno apuesta a su éxito para recuperar volumen político. Pero la ecuación sería al revés: el funcionario queda como fusible y necesitaría otra carta clave: certidumbre política para avanzar.


por Jorge Joury *


Por el momento, ni el ala económica ni el ala política parecen reaccionar como corresponde ante la magnitud de la crisis. No sólo se trata de insuficientes señales desde la economía. Tampoco la política da respuestas adecuadas. No hay claridad sobre quién toma las decisiones, hay demasiadas expresiones de funcionarios y allegados al Gobierno que marcan una dominancia del kirchnerismo duro y al Presidente se lo nota tironeado. Los cambios permanentes de opinión de Alberto Fernández parecen reflejar esta tensión entre las dos alas que confluyen en la administración.  

En ese contexto, economistas y analistas consideran que el Gobierno debe emitir un plan económico concreto y una batería de medidas que tengan consenso político para modificar la situación actual.

El repudio al peso se generaliza y en el cierre de semana el dólar pisó los $200 sumando más incertidumbre. Los bonos reestructurados perdieron 30% de su valor desde que fueron emitidos. Las relaciones entre los miembros del equipo económico, en especial entre Guzmán y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, están hechas pedazos.

Alberto Fernández se aferra a Guzmán para aguantar la crisis y hacerle frente a las presiones internas. En estado de emergencia permanente, el Gobierno le prende velas al sector de la construcción como el principal factor dinamizador de la economía ante la feroz turbulencia que sacude al gobierno.  

Lo cierto es que las medidas anunciadas encontraron resistencia de parte del mercado, en donde pusieron en duda la confianza que generaron los anuncios. La mayoría de los operadores y analistas coinciden que las medidas "se quedan cortas" para la dimensión de las tensiones cambiarias. 

La economía real ya comenzó a moverse al ritmo de la expectativa de que la devaluación del peso puede ser mayor en algún momento del futuro cercano.

Para colmo de males, los principales acreedores privados de la Argentina criticaron con dureza al Gobierno al afirmar que las medidas que adoptó tras el canje de la deuda “empeoraron en forma dramática la crisis económica del país”.
Mientras tanto, comerciantes de la construcción, automotrices, proveedores del agro y otros rubros limitan al mínimo las ventas ante la incertidumbre sobre el precio de reposición, son sólo algunos ejemplos de una economía que empieza a moverse en función de un dólar más alto que el oficial.

Los alimentos son la última resistencia ante la disparada del dólar blue (que subió $7 y cerró a $190) y, si bien por el momento en el sector reconocen que la brecha con el tipo de cambio no se tradujo en aumentos generalizados en las góndolas, los supermercados aseguran que las empresas fabricantes les están cuotificando las entregas y alertan que de mantenerse la situación en el tiempo podría derivar en un proceso de desabastecimiento.

 La crisis muestra la peor cara. Sobre todo, porque el peronismo y la oposición carecen de liderazgo. Son manifestaciones puramente identitarias, sin política, sin propuestas, sin ideas, sin comprensión de los dramáticos desafíos que enfrenta la sociedad. En momentos en que se necesita un gran acuerdo nacional con tres o cuatro polìticas a largo plazo para sacar al país del pozo, la grieta se ensancha con manifestaciones que dinamitan cualquier posibilidad  de establecer puentes de diálogo.

El Presidente necesita reconfigurar su gobierno, ya que ocho de cada diez argentinos manifiestan que su preocupación está depositada en los casilleros de lo económico y de la seguridad, sin dejar de lado la preocupación por el Covid-19. 

El acto del 17 de Octubre, más allá del fracaso de su versión virtual, terminó dejando a cielo abierto lo que se suponía que debía negar: la interna. Un ejemplo fue la competencia en el territorio sindical: por un lado, la demostración callejera de la estructura de la franja gremial que encabeza Hugo Moyano, y por el otro, el acto oficial organizado por la conducción de la CGT y acompañado por gobernadores y otros referentes territoriales. Estaba previsto y de todos modos, no fue ese el dato más relevante.

Las disidencias polìticas inciden en el momento caótico de la economía que rompe con cualquier previsión y pone a la ciudadanía al borde de la histeria.Desabastecimiento, falta precios, aumentos por cobertura, y distorsiones que crean nichos de altísima demanda; problemas para importar insumos y bienes, y hasta maniobras en el comercio exterior por sobre o subfacturación de operaciones, que terminan erosionando el superávit comercial y las reservas. Traducido: a un Estado al que le faltan dólares se le terminan escapando cada vez más.

Frente al escenario de inestabilidad y la crisis de expectativas por parte del mercado, que horada la confianza del oficialismo, y la creciente inquietud de los socios de la coalición gobernante por el rumbo de la administración, el Presidente, que suele hacer gala de su fanatismo por el fútbol, definió conservar el equipo y ponerle la cinta de capitán a Guzmán, a pesar de que las últimas medidas dispuestas por el ministro no solo no llevaron calma si no batieron un nuevo récord durante la semana con  el dólar libre que escaló a los $183 y el contado con liqui $175. Desde el entorno del ministro lo justifican señalando que “existe un problema de expectativas, no de confianza".

El empoderamiento de Guzmán, un cuadro técnico que se acostumbró a la picadora de carne  de la política argentina e incluso al “fuego amigo”, llega en el momento de mayor debilidad política de Alberto Fernández. Según su entorno, sin plan B. Con sus socios que lo miran de reojo, y lo sostienen. Y con el círculo rojo que lo escruta: al jefe de Estado ni siquiera le alcanzó con inaugurar el coloquio de IDEA, un ámbito que el kirchnerismo vació durante la última década.

Según el último estudio focal encargado por una encuestadora de primera línea, la influencia de Cristina Kirchner en la toma de decisiones alcanzó, de acuerdo a los consultados, su mayor nivel: ocho de cada diez argentinos considera que la que decide es ella, y no el Presidente. Resulta paradójico, porque en el Instituto Patria y en el seno de La Cámpora se quejan cuando le atribuyen a la vicepresidente los pasos en falso de la gestión. Los señalan como exclusiva responsabilidad de Fernández y de su gabinete. Pero es aún más paradójico que esa misma encuestadora relevó, en plena crisis, que el votante más duro del Frente de Todos celebra la “radicalización” del Presidente, abocado por igual a atajar el frente interno que a la gestión.

En la mirada del periodista Jorge Asís, en el Ejecutivo nacional "no hay reacción, no hay poder, no hay con quién hablar" y que el presidente Alberto Fernández "tiene la credibilidad perforada" pese al acuerdo con los bonistas por la deuda. El escritor también evaluó el rol de "la Doctora" Cristina Kirchner, que "es buena candidata, es vivísima y para algunas cosas es conductora", pero "tampoco tiene alguna idea de cómo salir de esto".  

“Todos le temen a diciembre, que es la antesala del verano", advirtió Asís y agregó: "Tenés temores por una cuestión de desabastecimiento, que es peor que el precio del dólar. Todos ven que se va a un pozo. ¿Para qué cambiar a un ministro? Para que te lo consuma la realidad en 4 días, antes esperemos a ver si la cosa se acomoda. En este momento no hay manera de generar confianza, salvo que aparezca la Doctora y hable. Que se sepa cuál es su modelo de país, porque yo no creo que lo único que le interese es la resolución de sus problemas judiciales".

La pandemia y el consecuente aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) que rige desde el 20 de marzo alimentaron la recesión de una economía argentina que venía en crisis desde 2018 y que no logra salir de un laberinto de recurrentes caídas.

En ese sentido, y según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), un niño de 10 años vivió el 60% de su vida bajo una economía en recesión, un joven argentino de 20 años vivió la mitad de su vida en esas condiciones, mientras que una persona de 30 años atravesó el 43% de su existencia con la economía en retracción. Por estas horas, Guzmán ha sido empoderado por el Presidente y se ha convertido de hecho en la principal apuesta de Olivos. Eso lo coloca en un lugar que no había logrado ni siquiera en las horas posteriores a la celebración del acuerdo con los acreedores externos, cuyo efecto se diluyó sobre todo por cuestiones políticas en el marco de la cuarentena.

“Es el fusible y del lugar en que está parado necesita encontrar la luz al final del túnel por razones de supervivencia”, coinciden en algún circuito oficialista y en la oposición frente a las tensiones del dólar. Esa condición es nueva y por lo tanto no parece la mejor señal. No es “el” fusible desde su primer día como funcionario y que ahora enfrenta su momento más delicado. Hasta hace apenas unos días, rivalizaba como opinión de peso con el titular del Banco Central, Miguel Angel Pesce. Y antes, algunos ironizaban reduciendo su espacio a la categoría de “ministro de la deuda”, no de Economía.

También nos puede ignorar que Guzmán no cosechó de entrada fuerte simpatía entre otros integrantes del gabinete. No faltaron cuestionamientos internos en ese camino, cuando el trato con los bonistas demoraba mucho, aunque siempre fue ratificado por Alberto Fernández y recibió el respaldo además de Cristina Fernández de Kirchner, a pesar de algunos reparos y de sus crecientes y duros cuestionamientos a otros funcionarios.

Ahora Guzmán tiene la tarea de serenar el dólar con una mirada técnica y a la vez, con una sobrecarga que excede ese plano. Se apuesta a que un control del mercado genere oxígeno político –y no a la inversa-, con la expectativa de agregar antes de fin de año un entendimiento con el FMI. En esa mirada, el avance en la negociación con el Fondo debería allanar el camino para ir llegando al inicio del año próximo con perspectiva de algún rebote de la economía desde los subsuelos actuales.
La próxima misión del Fondo llegará la segunda semana de noviembre a Buenos Aires y si bien estará liderada por los mismos funcionarios que estuvieron en el país días atrás -Julie Kozack y Luis Cubeddu-, estarán acompañados por otros técnicos. Será una visita ampliada y tendrá como objetivo seguir dialogado con los distintos actores, pero también comenzar a diseñar el nuevo programa financiero mediante el cual la Argentina pretende reestructurar una deuda de USD 45.000 millones.

Otro aspecto preocupante es que el rojo fiscal abandonó la senda de achicamiento que venía logrando desde julio. En septiembre el déficit primario creció 86,7% respecto a agosto y llegó a $167.182 millones. Es decir, fue el equivalente a 0,6% del PBI en un solo mes. En lo que va del año, ya totalizó 4,8% del producto. Y si se toma en cuenta el resultado financiero, es decir tomando en cuenta los intereses de la deuda, alcanzó el 6,4%. El esfuerzo oficial por morigerar el impacto de la pandemia sigue complicando las cuentas.

Al Estado le va a costar aproximadamente $870.000 millones la erogación de los subsidios, gastos e inversiones destinados a las políticas necesarias para afrontar la crisis económica y sanitaria provocada por el Covid-19. 

"La economía necesita la vacuna". La frase, con tono de ruego y repetida por el ministro Guzmán a su par de salud, Ginés González García horas atrás. Muestra a las claras la obsesión del gobierno de Alberto Fernández por encontrar, después de siete largos meses de cuarentena un antídoto efectivo contra la pandemia de coronavirus para salvar vidas y también una economía que aparenta en terapia intensiva.

La pandemia pone de manifiesto, más que nunca, que hay que repensar el país, donde la estabilidad económica es vital para poder apostar a un crecimiento. Los altos índices de inflación y déficit, el minúsculo mercado de capitales, los reducidos niveles de inversión, la falta de un mercado regional supranacional y la recurrente escasez de divisas, son algunos de los puntos centrales a resolver si queremos tener un país más justo, con mayores oportunidades, menos pobreza y mayores índices de empleo, entre otras cosas.

En su círculo íntimo comentan que el Presidente está abrumado. Los trascendidos que brotan internamente, y la centralidad de CFK, aún cuando hace semanas que se mantiene en silencio, lo corroen. “Tiempo, necesitamos tiempo”, piden en Casa Rosada. El acto del sábado 17, una bocanada de oxígeno político del PJ hacia la figura del jefe de Estado, se evaporó ante la dureza de la crisis. El evento del próximo martes por el aniversario de los 10 años de la muerte de Néstor Kirchner, que preparan desde La Cámpora, con la mudanza de la estatua del ex presidente al CCK, podría volver a mostrar al mandatario junto a la vicepresidente y daría una señal de unidad y fortaleza polìtica a la coalición. La última vez que lo hicieron fue el 31 de agosto en el anuncio de la restructuración de la deuda. Ambos fueron la cara visible de la comunicación oficial en el Museo del Bicentenario.

¿Puede esto continuar así sin que se precipiten acontecimientos aún más desgarradores? Es un interrogante muy difícil de responder.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Para consultar su blogs, dirigirse al sitio: Jorge Joury De Tapas.