26/04/2024 - Edición Nº2955

Politica

La mirada de Jorge Joury

Cristina provocó un tsunami porque teme una derrota en las legislativas

31/10/2020 | El Martín Fierro advierte que si entre hermanos se pelean, los devoran los de afuera. Pero hoy se percibe que el peligro no aguarda solo afuera, sino en las propias entrañas del Frente de Todos. Quienes conocen el pensamiento de Cristina, intuyen que sacudió a la Casa Rosada porque a este paso existe un serio riesgo de caer en una derrota en las elecciones legislativas del año próximo. La ex presidenta hizo una larga catarsis en la que la que hizo crujir a la Casa Rosada, y después les propone un acuerdo político a los mismos actores políticos y económicos que, unos renglones arriba, describió como los que destruyeron la Argentina.


por Jorge Joury *


El sonido de sus alarmas se contrapone con la calma que procura infundirles su hijo Máximo a los compañeros que acuden a él atribulados por el envalentonamiento mediático de algunas figuras de la oposición: "En la provincia, por lo menos, no hay nada enfrente", les repite. Algunos quedan conformes. Otros le advierten que la amenaza puede florecer en un abrir y cerrar de ojos, como le pasó a Néstor con Francisco De Narváez en 2009 o a la propia vice con su hoy socio Sergio Massa en 2013.   

La carta de Cristina fue el hecho político de la semana y dispara riesgos de un resquebrajamiento en la coalición gobernante. Obliga a leer entre líneas. Además, CFK tiene fundados temores de una ofensiva de los movimientos sociales, como ocurrió con la toma de tierras. Intuye un diciembre rojo en las puertas de los supermercados. Un fantasma clásico de fin de año que perturba a todos los gobiernos y que esta vez  se podría  potenciar por los niveles de desempleo, pobreza y los efectos inflacionarios que jaquean a la canasta de alimentos.

Lo que Cristina vino a decir, viendo que llegó la primer ola del tsunami financiero es: "Señores, les advierto, sobre todo para cuando llegue la tormenta, que el que gobierna es Alberto Fernández; que no hay ninguna posibilidad de que en un país presidencialista, y lo digo yo que fui presidenta dos veces y también lo fue mi esposo, que alguien le marque al presidente lo que tiene que hacer". Es decir, Cristina en este punto se despega de lo que todos vemos como una política dramáticamente desacertada por parte del Gobierno, sobre todo, en materia económica. En la mirada de Elisa Carrió, el análisis es más filoso: "Cristina ha vaciado de poder a Alberto Fernández, eso es un golpe".

Para el periodista Jorge Asís: "El Jefe de Gabinete en realidad es Alberto, con rango de presidente" Asegura que Fernández está "bajo una tensión muy fuerte" porque "pueden afectarle algunos rumores" sobre su relación con Cristina. "Algunos los ven con una debilidad exasperante", afirmó.

En la interpretación de la Casa Rosada el mensaje fue claro: la economía con dos monedas, una, el peso, para hacer las compras de todos los días y otra, el dólar, para ahorrar y concretar algunas operaciones como las inmobiliarias, no funciona ni puede funcionar sin un acuerdo político amplio.

Frente a este escenario, la coincidencia entre el aniversario de la muerte de Néstor Kirchner y el primer año del triunfo electoral de Alberto Fernández le sirvió de excusa a Cristina para dar un fuerte mensaje político a los sectores de poder y a los propios, mucho más fuerte que la proclama escrita dos meses atrás cuando en vísperas del tratamiento de la reforma judicial la minimizó y calificó como un simple reordenamiento. Esta vez apuntó críticas al gabinete, aseguran que intentó fortalecer la figura presidencial y no debilitarlo, planteó la necesidad de un gran acuerdo nacional y salir del bimonetarismo.

El diagnóstico sobre que el principal problema económico del país es la naturaleza bimonetaria y la cíclica crisis de agotamiento de las reservas –y que se trata de un problema estructural que trasciende a todos los gobiernos- lleva implícito una definición política. Significa el reconocimiento de que, para Cristina, hoy el gran indicador a cuidar es el nivel de reservas del Banco Central y que, en consecuencia, el Gobierno no puede plantearse con criterio realista una pelea con los sectores que pueden proveer los dólares.

Esto implica que habrá que "tragar un sapo" difícil para el kirchnerismo: pedirle fondos frescos al Fondo Monetario Internacional. Era una versión que desde hacía algunas semanas recorría el mercado, concretamente la posibilidad de que el organismo cediera u$s5.400 millones. En esa dirección, luego de conocida la carta de Cristina, el representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos, confirmó que esa posibilidad está sobre la mesa de negociaciones, si bien por un monto "no muy exorbitante respecto del de antes".

Y economistas referentes del kirchnerismo, como Emmanuel Álvarez Agis, apuntaron en la misma línea: creen que, si el Gobierno se compromete a una meta fiscal y a sostener la estabilidad cambiaria, la única forma de que esa política sea viable es con dólares del FMI reforzando las reservas.

Para activar los radares de la paz, se hace necesario que AF recupere la iniciativa. Se lo ve visiblemente desgastado. En lo político, y hasta en lo físico. Criticado por la oposición, pero también puertas adentro. Para peor, los trolls del macrismo salieron a dinamitar las redes comparándolo con Fernando de la Rúa y hasta lo llamaron "Chupete Fernández".

La carta de Cristina Kirchner es el corolario de un proceso traumático en las entrañas del Frente de Todos. “Es momento de volver al centro y empezar a hacer política, Alberto puede quedarse como un comentador de la carta o empezar a gestionar en serio", admiten por lo bajo algunas fuentes cercanas a la Casa Rosada . Ya lo había admitido Gustavo Beliz en encuentros reservados con el establishment: “Perdimos el rumbo”.

"Alberto y CFK hace semanas que no se ven ni se hablan", comentan en ambos entornos.

Jaqueado por el frente interno el Presidente tuvo que endurecerse. Perdió la iniciativa, y la agenda, además de los efectos de la pandemia, quedó mal parado con Vicentin, la reforma judicial, la protesta policial bonaerense y la toma de tierras. Cedió popularidad, y le regaló la moderación a Horacio Rodríguez Larreta, que se perfila como un serio competidor en el 2023. Y el kirchnerismo no pudo sacarle ni siquiera un rédito al intento de avanzar en la Justicia. Massa, el otro socio relevante de la coalición de gobierno, también se encontró con un negocio poco redituable. Alberto le encomendó la interlocución con Máximo Kirchner. Apunta que a través de él le lleguen sus mensajes para calmar las aguas.

En plena coincidencia con el planteo de Cristina Kirchner, Alberto Fernández encomendó a sus primeras espadas en el Congreso a avanzar cuanto antes en la aprobación de un proyecto de ley para la creación de un Consejo Económico y Social. Quiere que la iniciativa esté aprobada en noviembre.

En la práctica, este Consejo implicará un espacio de diálogo con sindicalistas, empresarios, movimientos sociales y el Poder Ejecutivo para establecer lineamientos concretos y permanentes para la política económica.

El Presidente se inclina por la idea de crear por ley un órgano para planificar políticas a largo plazo, con un mandato para su titular de cinco años y áreas de trabajo vinculadas a la educación, el desarrollo regional, ciencia y tecnología, empleo y jubilaciones.

La idea es que el mandato de cinco años del Consejo Económico y Social trascienda el actual gobierno y que la renovación del presidente de ese órgano se ejecute en la segunda parte del mandato del próximo presidente. Este esquema le daría autonomía y capacidad de emitir opiniones libremente sin atadura a una administración.

El Presidente debería llamarse a una gran introspección. Analizar cómo el tiempo fagocita todo decálogo de buenas intenciones. Es hora de actuar. De ganar la iniciativa, ganándole a este tiempo. Las medidas parciales o sectoriales no alcanzan. El cuerpo social y económico de nuestro país, está enfermo. Debe ser tratado con mirada generalista.

Es momento de materializar un plan de desarrollo económico y social integral. Sin una visión integral es imposible cambiar la matriz productiva, sin la cual nos alejamos cada vez más de los dólares. Más allá de la esperanza que la vacuna rusa contra el Covid 19 esté en diciembre. Hay otras cuestiones más prioritarias para aplacar las tensiones polìticas.Todavía no sabemos cual es el verdadero Alberto Fernández. Si el que en el pasado criticó con dureza a Cristina, o el que en el presente agacha la cabeza, recibe los latigazos y calla. La pelota está en su cancha.

 *Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Para consultar su blogs, dirigirse al sitio: Jorge Joury De Tapas.