16/04/2024 - Edición Nº2945

Politica

Punto de vista

La doctrina oficial, la universidad y la enseñanza

10/12/2020 | Las Universidades Nacionales tienen la misión de formar profesionales, dirigentes sociales y eventualmente políticos. La pluralidad de ideas y el pensamiento crítico son la esencia de la universidad republicana que les permitirá a los jóvenes adoptar sus propias decisiones y escala de valores. Sin embargo muchos gobiernos pretenden que se eduque solo con una determinada orientación ideológica.


por Prof. Raúl Adolfo Pessacq */


La importancia de las universidades es superlativa. Son necesarias para que los gobiernos puedan llevar a cabo un proyecto de País basado en la buena calidad de la educación y la cultura, para que les enseñe a las mujeres y hombres a ser libres y para que los pueblos progresen.

Regular qué, cuánto y cómo se enseña, con prudencia y respeto por las diversidades humanas y sociales, es la función que tiene el Estado para inculcar sus valores a la sociedad, regidos por la Constitución Nacional. Esta concepción libre y republicana, está hoy en peligro pues se están utilizando a las universidades para adoctrinar a los jóvenes, lejos de estos objetivos tradicionales y aceptados.

Es tanta la importancia de las universidades que son varias las legislaciones que las han regido, con autonomía o intervenidas, durante la historia política argentina desde la ley “Avellaneda”, Nº 6.403 de 1876. A partir de entonces, todos los gobiernos han tenido, con distintos grados de alcance y consideración, injerencia en la política universitaria 

Durante las presidencias del Gral. J. D. Perón se legisló e impartió la enseñanza de una denominada “doctrina oficial”, con la finalidad de lograr una formación uniforme acorde con la cultura política gubernamental. Las Universidades estuvieron administradas por leyes específicas dictadas en cada uno de los tres gobiernos.

En el año 1947 la ley Nº 13.031 estipulaba en su artículo 2.1 que son funciones de las Universidades “Afirmar y desarrollar la conciencia nacional histórica orientando hacia esa finalidad la tarea de profesores y alumnos”.

En la Constitución Nacional sancionada en 1949, en el artículo 37, IV. De la educación y la cultura, se decía que “ Las Universidades establecerán cursos obligatorios y comunes destinados a los estudiantes de todas las facultades para su formación política con el propósito de que cada alumno conozca la esencia de lo argentino, la realidad espiritual, económica, social y política de su país, ...”.

La ley Nº 14.297 del año 1954, estipulaba en su artículo 1º, 1)”Las Universidades tendrán los siguientes objetivos:...“La enseñanza en el grado superior y el desarrollo de la cultura y la afirmación de la conciencia nacional de acuerdo con la orientación fijada por la Constitución”.

La “ley Taiana”, Nº 20.654 de 1974, estipulaba en su artículo 2º que las Universidades debían “Formar y capacitar profesionales y técnicos con una conciencia argentina apoyada en nuestra tradición cultural”, y en artículo 3º c) “Elaborar, desarrollar y difundir el conocimiento en particular de carácter autóctono nacional y popular”, y d) “Estimular el estudio de la realidad nacional...”.

Estas legislaciones se tradujeron en la lectura obligatoria en escuelas y colegios de “La razón de mi vida” de Eva Perón y en la aprobación de la asignatura “La realidad nacional del 2º Plan Quinquenal” de la Concentración General Universitaria (CGU). Eran los tiempos de “Las veinte verdades peronistas” de los años cincuenta. Ya en el año 1974 y 75 los “Cursos de Realidad Nacional” eran la forma obligada de ingreso a las Universidades.

La resistencia a los dos primeros gobiernos -entre 1946 y 1955- fue importante y mayoritaria, tanto entre los profesores como en los estudiantes. Se produjeron renuncias y expulsiones de profesores opositores y se ejercieron distintas formas de coacción, como la obligación de afiliarse al partido justicialista, concurrir a actos proselitistas, guardar luto, etc. Las agrupaciones y centros estudiantiles fueron cerrados, y prohibida su actividad política. Fueron tiempos de mucha tensión social y hasta de violencia.

Recién entre 1973 y 1976 el peronismo tiene presencia total en la conducción -todas las universidades permanecieron intervenidas-, y mayoría entre los estudiantes, aunque bastante menor en el claustro docente. En los años noventa, el peronismo comienza a retomar la hegemonía en los claustros y la consolida en el siglo XXI en forma casi excluyente.

Analizar la historia de la educación en las últimas décadas, es examinar la decadencia general del país. Una de las principales razones de esta mediocridad educativa, se debe a la adopción del facilismo, la demagogia y el rechazo por el esfuerzo y los méritos personales. Con estas malas herramientas, los gobiernos han transitado, pausada y continuamente, el camino de la banalidad educativa y promovido los fracasos individuales.

Ahora son varias las conducciones universitarias -no todas- sus profesores y docentes los que difunde la política oficial del gobierno. Esas universidades son instituciones militantes activas del denominado “relato” en todas sus versiones ideológicas. La hegemonía cultural y educativa actual ha logrado colonizar algunas universidades, como así también otras instituciones educativas, cristalizando sus estructuras burocráticas.

La intolerancia hacia las ideas ajenas, es ahora una negativa, aunque parcial, costumbre en algunas universidades que impide la palabra de quienes piensan distinto. Esos Consejos Universitarios y autoridades apoyan acciones o ideas políticas unidimensionales, arrogándose la voluntad de todos y vulnerando así, el fuero íntimo de muchos universitarios. Negar la libre expresión de las ideas importa una suerte de fanatismo ideológico que rechaza la indispensable pluralidad de ideas que debe regir el comportamiento de la Universidad libre y autónoma.

Con el acompañamiento -o complicidad- de dirigencias sindicales, conducciones educativas e importantes cantidades de docentes y profesores, la doctrina oficial ha logrado imponerse en la enseñanza, No hace falta ya, imponer cursos específicos, pues toda la educación ha sido permeada por la ideología oficialista. Se está soportando y presenciando la etapa del adoctrinamiento con el pensamiento único -“esa especie de doctrina viscosa que ahoga cualquier razonamiento”, enemigo de la libertad del ser humano que vive en sociedad.

Nada de lo que sucedes es fortuito o improvisado, sino que forma parte de un persistente y elaborado plan global de gobierno. La lucha contra el Covid19 ha permitido anular la enseñanza y aislar a los alumnos de sus escuelas, colegios y maestros, empobreciendo culturalmente a los niños y jóvenes fomentando la ignorancia y el analfabetismo funcional.

Las extemporáneas e impropias acciones que el gobierno adopta en la educación con la complicidad de las Universidades, ponen en peligro la democracia, republicana y liberal de gobierno y la estructura de los estados nación, atacando la esencia de las sociedades occidentales.

La respuesta y la resistencia a esta pésima situación deben realizarse en todos los niveles educativos, en toda la sociedad acompañada por la dirigencia política, empresarial y gremial. Las bases del sistema, los jóvenes, las familias, los maestros, docentes y profesores, el ciudadano común, son los que poseen la mayor importancia y fuerza para producir estas indispensables transformaciones.

Entonces se podrá vislumbrar un destino común y un futuro mejor.

*/ Profesor Raúl Adolfo Pessacq - Foro Reformista de La Plata - Rector Normalizador de la Universidad Nacional de La Plata período 1983 - 1986. Para ImpulsoBaires.com.ar