19/04/2024 - Edición Nº2948

Politica

Punto de vista

Era antes Facebook!

10/01/2021 | Sin duda que la toma del Capitolio y la baja de las cuentas de Trump marcaron el termómetro político y comunicacional sobre todo por fenómenos que se producen en un país que trabaja sistemáticamente en construir una hegemonía cultural como “democracia consolidada” frente a países “bananeros” a los que por supuesto somete económicamente pero “ayuda humanitariamente”.


por Esteban Concia */


Sin embargo lo que está sucediendo es como una crónica de una muerte anunciada, es el futuro ya llegó que se esperaba sin necesidad de mirar la serie “Years and Years” u otra producción de tipo distópica.

Las nuevas derechas con sus lógicas de desconocimiento de los mecanismos institucionales reemplazadas por la comunicación trabajan en un esquema de promoción constante de  grietas y enfrentamientos construidos  y que poco tienen que ver con los dos problemas cuasi constitutivos de nuestras sociedades en esta etapa del capitalismo: la desigual, inhumana y escandalosa distribución de la riqueza junto a casi terminal situación de sustentabilidad medio ambiental.

Las redes sociales se han transformado en actores geopolíticos y quizá fueron ellas mismas las que se han dado cuenta tarde de la responsabilidad que es status genera. Tarde porque hemos marcado sistemáticamente que debían resolver la presencia de fake news y de contenido conspirativo de núcleos de la derecha más dura y retrógrada.

Las redes se lavaron las manos y aduciendo que no tienen responsabilidad editorial dejaron hacer por mucho tiempo y permitieron que se edificaran verdaderas arquitecturas digitales ya hoy difíciles de desarmar y que operan libremente traficando información falsa, tejiendo hipótesis delirantes y en definitiva ayudando a consolidar lo peor del capitalismo, lo cual ya es mucho decir.

La medida extrema sobre Trump es una gota en un desierto, mucho tiempo dejando hacer y mirando para el costado hacen que desierto sea profundo; de fondo una vez más el debate está en torno a la necesidad de las sociedades y de los gobiernos de construir acuerdos digitales que obliguen a las empresas estar atentas a todo contenido violento y antidemocrático.  

Censura no, pero si inversión en algoritmos e inteligencia artificial capaz de destruir los grupos y redes que se generan en torno a los discursos de odio.

Está claro que ya nadie se podrá hacer el distraído con la capacidad de las plataformas de social media de generar corrientes de opinión, incidir en el comportamiento político, social y cultural además de ser es nuevo espacio de debate de lo público.

Es un tema serio y sobre el cual hay que intervenir y no solo en los contenidos sino también en el uso de datos personales para montar gigantescas estratégicas publicitarias, en la soberanía de los estados y las sociedad en el uso de esas huellas digitales así como la soberanía en torno al mundo digital y tecnológico.

Era antes: si claro pero aún estamos a tiempo de hacer de estas plataformas herramientas para una mejor democracia; no hacerlo es dejar caminar un monstruo que terminará administrando los destinos de la sociedad por el mero capricho de un grupo híper pequeño de empresas globales.

(*) Autor de “5 claves para ganar elecciones en la sociedad táctil “