23/04/2024 - Edición Nº2952

Economía

Visión industrial

Un piquete mental que no nos deja avanzar, y la necesidad de tener pymes manufactureras que exporten

29/03/2021 | Este domingo hice una introducción de mi Panorama Político Platense que escribo hace más de 16 años de manera semanal en ImpulsoBaires.com.ar con una relación entre pymes manufactureras, exportaciones, emprendedores y falta de un modelo industrial en el país que nos permita derribar el increíble piquete mental que tenemos. Para quienes no son de La Plata o no les interesa la política local dejo la parte en cuestión.


por Fabricio Moschettoni, editor de ImpulsoBaires / Twitter @FMoschettoni


Un piquete mental es más fuerte que los piqueteros quemando cubiertas y contaminando el medio ambiente. ¿Por qué no avanzamos los argentinos?. El jueves asistía virtualmente a una estupenda charla sobre pymes que organizó el Centro de Desarrollo Pyme de la Universidad del CEMA (UCEMA), -que Impulso Baires acompañó junto a otros importantes actores-, y luego de escuchar a la primera línea de la dirigencia pyme nacional y a varios de los mejores especialistas en la materia, salí ratificando mi pensamiento acerca del piquete mental que tenemos los argentinos y que nos impide salir del estancamiento: décadas de no encontrar el rumbo, años perdidos por políticas obsoletas del populismo de un lado y del otro, falta de un plan de desarrollo para la industria y además no entender que la clave siempre estuvo en la exportación, y ahora en épocas de vacas raquíticas, se hace más significativo. Pero no lo vemos.

Hago un ejercicio rápido. Imaginemos a una pyme de nuestro Gran La Plata que desarrolla con esfuerzo una línea de productos pasando por todos los exigentes testeos de calidad internacional hasta que logra las certificaciones correspondientes (es tiempo, dinero y excelencia) y que invierte enormes cantidades de recursos para hacer de una materia prima un producto codiciado por el mercado al agregarle valor. ¿Es hermoso eso, verdad?.

Ahora veamos las dificultades por lo que ese empresario pyme atraviesa constantemente. Acá va el listado (incompleto): falta de financiamiento (los bancos maltratan a las pymes, las tasas de interés de nuestra economía son usurarias, las empresas están con dificultades para hacer sus carpetas por los zigzagueos producto de los errores de los políticos gobernando); exagerada presión impositiva (impuestos internos nacionales, provinciales y tasas municipales; y derechos de exportación); falta de apoyo desde el área de Comercio Exterior en búsqueda de mercados y financiamiento (se están perdiendo rutas importantes, este febrero cayó el intercambio un 4.5% en cantidades de productos y servicios de manera interanual, y encima ahora se intenta dinamitar el MERCOSUR); una política cambiaria adversa; presión desmesurada de sindicatos; ausencia de logística adecuada (la desaparición en los Noventa de los ferrocarriles en un país de tanta superficie encareció el transporte); falta de conectividad e infraestructura; demora injustificada de un corredor bioceánico con Chile a efectos de la conexión con el Pacífico que permita economizar en el transporte internacional.

Además de todo eso hay otro problema enorme que lo quiero sacar del listado corriente para poder expresarlo con más énfasis, y es la exportación de servicios como producto del conocimiento (exportación escribí, no me equivoqué). Por un lado, celebramos que existan profesionales y emprendedores que puedan ubicar sus conocimientos en mercados del primer mundo, pero el problema está cuando nuestro sector manufacturero quiere adquirir tecnología, muchas veces diseñada por esos profesionales argentinos, y lo tiene que hacer a empresas ubicadas en Texas, Londres o Israel. Ahí está el gran problema, se nota cómo nuestra economía pobre y sobre todo nuestra política cambiaria hacen que para una pyme local dedicada a la producción de bienes la competitividad sea una meta difícil de alcanzar.

Por eso por un lado festejamos que, por ejemplo, la Ciudad de Buenos Aires haya marcado dos años fabulosos en exportación de servicios, con alrededor de US$ 7.000 M cada uno, pero por el otro nos preocupamos al pensar que la falta de una estabilidad económica imposibilita a las pymes manufactureras incorporar esa tecnología que exporta el sector servicios.

El piquete mental lo derribamos si entendemos que tenemos que generar una política industrial para despegar. Para eso se necesitan grandes transformaciones: reforma laboral, reforma financiera, reforma previsional, tener una identidad monetaria, reforma impositiva, ajustar los gastos de la política que se pagan con los bolsillos de los argentinos (achicar el gasto público obsoleto, entre ellos las plantillas de funcionarios a todo nivel), y regionalizar para producir con calidad de exportación. Afuera hay un mundo de oportunidades, pero desde nuestro país no lo podemos ver por el piquete enorme que hicimos crecer.