16/04/2024 - Edición Nº2945

La Plata

Contrapoder

Tormenta perfecta: La delaruización de Alberto, subsidiar todo y el carnegate

22/05/2021 | En un contexto inédito por el nuevo confinamiento generado por un virus que sigue matando sin pausa, la preocupación ha ganado la calle y el club de la desazón por los efectos colaterales en la economía sigue sumando adeptos. En este marco, Carlos Melconián acaba de advertir que el actual modelo y el virus del populismo, nos lleva inexorablemente a ser Venezuela en un futuro no muy lejano.El fracaso de la lucha contra la inflación, la disparada de los precios, el congelamiento de tarifas y la alta emisión monetaria, entre otras cuestiones contaminantes, presagian un final explosivo en la economía.


por Jorge Joury *


Algunos hasta hablan de que se está cocinando a fuego lento un "rodrigazo". Aluden, por supuesto, a aquel plan de ajuste dramático que en los 70 dejó profundas heridas en la piel de los argentinos.

En medio de este panorama patético, una encuesta reveló que la inflación es, después de la corrupción, la mayor preocupación de la ciudadanía y casi el 52% cree que el Gobierno no logrará controlarla.

Como sino hubiera problemas por resolver, Alberto Fernández cerró las exportaciones de carne. Abrió otro conflicto y le echó nafta al fuego. Se trata de una medida que fracasó en el pasado y que fue respondida ahora con un paro de 9 días. Los daños son de temer, pérdidas que ya se calculan en torno a los USD 250 millones y ponen en riesgo 100 mil puestos de trabajo.

Recordemos que en el 2006  esta movida significó que la carne subiera 300%, generando 12 millones de cabezas menos y 12.000 empleos perdidos. Esas fueron las consecuencias de la medida adoptada por el entonces presidente Néstor Kirchner para intentar bajar los precios en el mercado local. Había sido anunciada por seis meses y se extendió por 10 años.

Pero el puñetazo al campo a algunos les hizo acordar a un ex presidente radical. “Alberto se viene delaruizando velozmente, su autoridad venía siendo muy cuestionada por el affaire Basualdo y ahora la traba a las exportaciones son un golpe sobre la mesa al puro estilo De la Rúa”, dijo el politólogo Daniel Montoya en su cuenta de Twitter.

El ex mandatario uruguayo José Pepe Mugica también habló con el presidente Alberto Fernández y le sugirió que encuentre un "punto de conciliación" en su conflicto con el Campo: "El problema de la carne en nuestros pueblos es terrible", aseguró.

Comentan que la medida presidencial levantó olas en el gabinete. Fueron ideas que Felipe Solá le propuso a Alberto hace un bimestre. El Presidente le pidió al canciller que “ayudara” con propuestas a Paula Español. Comentan que ese diálogo entre Español y Solá terminó en un choque de planetas. Solá, que fue gobernador y secretario de Agricultura y conoce mucho al sector, propuso un acuerdo con los grandes frigoríficos y pactar un precio para el “asado” de los argentinos.

Español tomó por otro camino y eligió la confrontación. Esa mediación terminó mal. Felipe se quejó en Olivos: “Así no se puede trabajar”. En la Mesa de Enlace se afirma que Cristina busca con estas movidas volver a elegir como enemigo electoral al campo. Es una manera de polarizar, regenerar el orgullo de los militantes gurkas desmotivados por los sinsabores de los traspiés.
El Gobierno esta vez más ciego y juega a todo o nada, en un año electoral donde sabe que la elección puede definirse entre voto cautivo o voto castigo.

Y como si fuera poco el gasto público, importaron 8 barcos de gasoil, el doble de lo previsto. El escenario está complicado, y la situación que enfrenta el sector energético argentino de cara a la llegada del invierno puede anticiparse como una tormenta perfecta. Además, en las últimas horas se licitó un cargamento más y se lanzó un tender para importar fuel oil por primera vez en cinco años. Eso tiene un costo de US$250 millones, no incluidos en el presupuesto de este año.

En rigor, el fenómeno que genera impacto es que la velocidad a la que crece el valor de la canasta básica también resulta muy superior al ritmo de los salarios registrados, arrojando lo que se denomina un mayor número de “trabajadores formales pobres”.La pobreza asusta. Alcanza a cuatro de cada diez habitantes y la indigencia a uno de cada diez. El actual y delicado escenario económico, coloca tanto a Alberto Fernández, como a su ministro de Economía, Martín Guzmán, como las cabezas visibles de una política de altos fracasos. Por ello, ambos tienen que esquivar los dardos envenenados que provienen del Instituto Patria y sectores de La Cámpora. El Presidente trató de apagar el fuego amigo, llevándose a su ministro a la gira europea. Quiso enfriar la interna, pero terminó avivando el fuego. La ausencia del ministro hizo que desde el búnker K aumentaran la ofensiva con el proyecto de Máximo Kirchner para bajar las tarifas del gas entre un 30 y 40% en los distritos donde se sufre más el frío, en distritos de la costa atlántica.

De esa manera, los subsidios a la energía llegarán en 2021 a los 10 mil millones de dólares equivalentes al 2,4% del PBI, informó el instituto Mosconi. Esta cifra implica un gasto de $370.000 millones más en subsidios que el 1,7% del PBI que presupuestó el ministro de Economía, incluso sin contemplar los nuevos subsidios que promueve el kirchnerismo en el Congreso.

Los sectores ultra K no paran de pasar factura por el aumento de la pobreza y la pérdida de poder adquisitivo que golpea esencialmente al electorado más fiel del Frente de Todos, ubicado en el corazón del conurbano profundo. Con semejante escenario, son pocos los que apuestan hoy a la continuidad de Guzmán.

Mientras tanto, el Gobierno sigue cayendo en las encuestas porque a pesar de la ayuda social, no hay rebote económico y la situación social sigue deteriorándose sobre todo en el Gran Buenos Aires. En los barrios más pobres los intendentes escuchan una frase recurrente que proviene de los movimientos sociales: “Hagan algo, porque la situación es desesperante".

No hay plata que alcance para atender la emergencia. Es más, hay tres generaciones que crecieron sin la cultura del trabajo, mientras el Estado sigue haciendo todos los meses 21 millones de cheques de dinero que aportamos todos los argentinos con nuestros impuestos.

En este marco, todo parece indicar que la interna en el oficialismo se va a seguir profundizando. Los sondeos de opinión indican que la pérdida de credibilidad de la palabra presidencial se agudiza diariamente. En este contexto: ¿hasta dónde Cristina podrá seguir desautorizando a Alberto sin dañarlo en forma terminal?, se preguntan los observadores.

En la mirada de los economistas y hombres de negocios, nadie sabe que va a pasar el día después de las elecciones, en la cascoteada economìa. Tienen en claro que Cristina impuso su menú con las recomendaciones de Axel Kicillof para congelar dólar y tarifas, ningún pago a los acreedores, emitir lo que sea necesario y repartir todos los subsidios posibles. Nadie duda que la mezcla de este combo puede terminar en una verdadera bomba de tiempo.

Sumando un capítulo en la interna, el Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires rompió el silencio con un durísimo comunicado contra Guzmán en el que le advierte que "la Argentina de los tarifazos quedó atrás".En la nota, también se le pide a Guzmán ordenar las cuentas fiscales, sin descuidar a los sectores vulnerables, es decir, "sin ajustar a mansalva como alienta la ortodoxia neoliberal". También le recuerdan al ministro "la planilla de Excel de Aranguren", un concepto que hace poco también le disparó Juan Grabois.

En lo que tiene que ver con el dólar, la mayoría de los economistas que asesoran empresas e inversores coinciden en que el Gobierno podría llegar a las elecciones con la paz cambiaria y sin un estallido.

No obstante, creen que  se está cocinando a fuego lento un "rodrigazo". Tiene que ver con las inconsistencias macroeconómicas cada vez más evidentes se van a resolver por las buenas o con consecuencias dañinas el día después del voto.

El pronóstico de que el dólar se mantiene sin sobresaltos hasta las elecciones, se fundamenta en que la soja le asegura al Banco Central un extra de unos u$s 3500 millones en las reservas.Además, se contabiliza también la capitalización del FMI que para la Argentina suponen otros 3500 millones caídos del cielo.

En la cuenta de pesos, la inflación al 50% aumenta la recaudación y licúa el gasto, otra vez la soja deja más pesos por retenciones, y se supone que aún con la pandemia sin encuadrar, el gasto Covid en términos reales podría ser menor este año respecto del año pasado.

Los analistas se preguntan cuán amigable será Cristina y el sector político que ella representa después de las urnas. También hay coincidencia que cualquiera sea el resultado electoral, lo más probable es que el Gobierno tenga que radicalizar aún más la economía y el cepo, porque no tiene otra salida frente al descalabro macro que se viene acumulando con el dólar y tarifas congeladas, mientras la emisión y la inflación viajan a 50% anual; más una bola de de deuda en pesos que triplica la base monetaria

Todo depende del resultado en las urnas del oficialismo. Los números de las encuestas están hoy entre 38% y 44% a nivel nacional. Menos de 40% sería una derrota, es decir no llegar a 45% en la provincia de Buenos Aires, no lograr superar 50% en el conurbano. Alcanzar casi 45% a nivel nacional significaría más bancas en diputados y senadores. Aún sin mayorías especiales, la posibilidad de sumar voluntades se acercaría así para una reforma constitucional o una remoción de la Corte Suprema, un tema que no está en la agenda de un pueblo que hoy solo clama por vacunas.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP.