Socorriendo al futuro "pato rengo"

La idea es ayudarlo a llegar al 2023, evitando la figura del "pato rengo" para evitar un cuadro de ingobernabilidad. Descartada la reelección de Alberto Fernández, la idea es blindarlo y mantener vivo al peronismo para revalidar títulos con la figura de algún mandatario provincial que sea presidenciable, pero lejos del kirchnerismo, al que consideran desgastado y culpable en gran parte del fracaso electoral.

En el Instituto Patria sospechan de una suerte de rebelión peronista contra el liderazgo de CFK. La futura movida no solo podría ser fogoneada por gobernadores, sino por intendentes y sindicalistas alterados que empiezan a olfatear debilidad política y pérdida sustancial de la base electoral de Cristina en el conurbano.

Los alcaldes bonaerenses más ninguneados, también piensan ir contra Máximo Kirchner y picarle el boleto para evitar que asuma la presidencia del PJ. Se interpreta como una manera de frustrar el proyecto hegemónico de La Cámpora de adueñarse del territorio. 

En la actualidad, 90 de los 135 intendentes de la Provincia no podrían ser reelegidos en 2023. Ante este escenario, algunos jefes comunales de la provincia encontraron una oportunidad para sortear las imposiciones de la ley. La “trampa” implicaría interrumpir el segundo mandato a través de pedidos de licencias y hasta renuncias desde el 9 de diciembre para poder ser candidatos en 2023. Lo mismo sucede para quienes, más allá de ser reelectos en 2019, ocupan otros cargos a nivel provincial o nacional.

Estas señales de rebelión partidaria, han sobresaltado a la vicepresidenta, que deberá actuar con mucha inteligencia. Un paso en falso o un golpe blando interno, podría complicar definitivamente su futuro y obligarla a recluirse definitivamente en su sello de Unidad Ciudadana, el partido que fundó en soledad. 

Para el 2023 el rumor que corre con más fuerza indica que no solo los gobernadores más exitosos estarían dispuestos a pelear por el sillón de Rivadavia, sino que los intendentes irían por la gobernación, frente a un Kicillof devaluado,

A una semana de las elecciones, todos los caminos llevan a que el 14 a la medianoche quedaría ratificado que el peronismo unido una vez más no es invencible en el cuarto oscuro. Aunque pueden sobrevenir cambios parciales hasta último momento, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, no serían sustanciales. Todas las encuestas marcan que una de las grandes perdedoras sería Cristina Kirchner. El oficialismo podría perder 6 senadores y bajaría de 41 a 35  la dotación partidaria. Esto podría marcar un estado de vulnerabilidad judicial para CFK, frente al cúmulo de causas que tiene.

De ratificarse ese escenario nadie podrá decir que la culpa es de Alberto Fernández. Habrá que mirarla a Cristina, que en este último tramo metió la mano en el Gabinete, propició la lluvia de "platita", además de los precios congelados e influyó en otras decisiones de la gestión como mostrarle los dientes al FMI a través de La Cámpora. Ella está obsesionada con la economía y responsabiliza a Guzmán de ser el padre de todos los males. Hace meses que insiste en que renuncie, pero el funcionario tiene el apoyo del Presidente.

Ambos, igual que Manzur y Sergio Massa, por poner ejemplos de otros “socios” del oficialismo, consideran crucial que se llegue a un acuerdo con el FMI. Los Kirchner afirman que no. Al menos no en los términos que exige el organismo internacional.

La última encuesta de Management & Fit reveló que el Gobierno está 10 puntos debajo de Juntos en todo el país y que la imagen de Alberto Fernández y el Gobierno se encuentra en su peor momento.

Las Primarias arrojaron un pronunciamiento contundente y dejaron brasas aún humeantes. El oficialismo perdió dos millones y medio de votos desde 2019 . Ese despilfarro marca que en algo se están equivocando.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la Universidad Nacional de La Plata. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".