20/04/2024 - Edición Nº2949

Politica

Contrapoder

Detrás de un acto partidario que costó 200 millones de pesos y sirvió para adueñarse de la democracia

11/12/2021 | "Con la democracia se come. se educa y se cura". Después de casi cuatro décadas, la profecía de Raúl Alfonsín quedó en saco roto. Si el líder radical viviera, seguramente se le caería la cara de vergüenza. Tanto esfuerzo para desterrar los últimos vestigios de la dictadura militar y en el 38 aniversario de la continuidad democrática, Cristina y Alberto de manera egoísta se apropiaron de la historia. Armaron una celebración partidaria de costo millonario en medio de la crisis y sin invitar a la oposición.


por Jorge Joury


En la entretela, lo que hicieron esta vez fue competir con dos plazas para demostrar quién tiene más poder. Fue por eso que a la “Plaza de Alberto” del 17 de noviembre le llegó la de “la Jefa”. No importa quién de los dos logró mayor impacto. Lo cierto es que la marcha de este viernes hacia la Plaza de Mayo significó claramente que fue una concentración para exaltar la vigencia de los Kirchner, sobre todo para la figura de la vicepresidenta. El primero en marcar la cancha al hacer la convocatoria fue su hijo, Máximo, quien llamó a “reventar la plaza en serio”. Fue una manera de dar a entender que el acto de Alberto por el Día de la Militancia, no movió el amperímetro y ellos esta vez coparon la parada con la contundencia que los caracteriza. La tradición populista siempre procuró apropiarse de la Plaza de Mayo, que fue, precisamente desde aquel 1810 que se celebraría dos centurias más tarde, el espacio tradicional de participación ciudadana en la esfera pública.

No obstante, por más manos en alto y dedos entrelazados sobre el escenario montado delante de la Casa Rosada, todo fue parte de un acting. Los cortocircuitos internos en el Frente de Todos crecieron tanto después de las elecciones que disimularlos resulta más difícil que resolverlos. 

El oficialismo ya no tiene manera de ocultar debajo de la alfombra la  sangría que sufre. En dos años perdió más de 5.200.000 votos.Significa el 40% de la cosecha que hizo en 2019. Pero es la referencia más aproximada para calibrar el termómetro de la ciudadanía y el riesgo que corre el Gobierno para el 2023 en  caso de no poder enderezar el barco. 

El kirchnerismo hoy ya no aparece como un monstruo imbatible que pisa fuerte. Cristina Kirchner perdió peso en el conurbano, su base electoral y quedó a la intemperie. Además, el peronismo resignó el quórum propio en el Senado, un activo que detentaba desde 1983. 

Mientras todos los políticos, sin excepciones, corren detrás de la zanahoria en búsqueda de más poder, la Argentina se desangra acosada por un abanico de males que pegan muy duro. El más grave es la pobreza infantil en niños y adolescentes de 0 a 17 años de edad que llegó a un doloroso 64,9%, cifra que se incrementó con respecto a las mediciones del año 2020. Estamos en medio de una “crisis y estancamiento en un marco de desigualdades crecientes”. Así lo indicó la UCA en su último informe, donde también reveló que hubo una caída de la clase media hacia la pobreza. Esta dinámica se potenció con la situación económica adversa de la pandemia.
Un punto clave para entender el deterioro de la clase media es la capacidad de ahorro. El relevamiento mostró que hace diez años un 13,9% podía hacerlo de acuerdo a sus ingresos. Hoy esa cifra bajó a un 8,4%, por lo que menos trabajadores asalariados no tienen la posibilidad de hacerlo.

Además, el 90% de las familias contrajeron deudas durante la pandemia, siendo más cuantiosas las no bancarias, tales como el pago de servicios, préstamos de familiares y amigos, impuestos, autos (plan y seguro), alquiler y expensas, educación, fiado en comercios. No se endeudaron para comprar electrodomésticos, lo hicieron para asumir sus gastos corrientes, para vivir y sobrevivir, por ejemplo, comprando alimentos o medicamentos. Pero parte de estas compras también fueron realizadas a través de herramientas bancarias.

Margarita Barrientos, una mujer emblemática de los comedores populares lamentó la situación de pobreza: “La gente no tiene salida”, dijo. La fundadora de “Los Piletones” expresó su tristeza hasta las lágrimas al observar la alarmante situación económica: “No puede ser que la gente se ponga a hacer una fila a la una de la madrugada para retirar el desayuno a las 8″. 

Y en medio de este marco de padecimientos, a los políticos no se les cae una idea. Ya no solo se pelean dentro del oficialismo, sino que en la oposición lo hacen por cargos.Todos corren desaforadamente detrás de la zanahoria, mientras el pueblo se desangra. Tienen la memoria activada solo para subir todos los años la presión impositiva.

La división, el narcisismo, las ambiciones sin límites y la falta de medidas, ponen un cascabel sobre la oposición y coloca a la sociedad en un callejón peligroso, camino al descreimiento y casi sin opciones.

Menos de un mes después de un arrollador triunfo a nivel nacional, la oposición está rifando su crédito por una guerra de egos y de ambiciones. La duda es si existen proyectos políticos diferentes detrás de esas  frívolas diferencias. 

La nueva corriente de políticos radicales que prometía esperanzas, envejeció de pronto y ejecuta la vetusta receta del internismo partidario. Se suben al ring y boxean, como lo hicieron Martín Lousteau y Alfredo Cornejo. No obstante, el resto de los dirigentes de Juntos por el Cambio se golpean el pecho señalando que la unidad de la coalición opositora está garantizada. 

El escenario es la decepción palpable en importantes sectores sociale. Con estas apetencias desmedidas, lo que hacen los dirigentes opositores es dejársela servida al Gobierno, que se frota las manos y sueña con que en el 2023 la taba se puede dar vuelta a su favor si la economía mundial le manda algunos vientos.

En lo que le toca al Gobierno, la mentira populista se va agotando y lo único que han hecho es que se avance hacia el pobrismo. Se defiende la dádiva y el plan social, ya ni siquiera como una mera cuestión asistencialista, sino como una poderosa máquina electoral, que ni siquiera les responde de manera total porque la caja la manejan dirigentes piqueteros enquistados en el Ministerio de Desarrollo Social, como Emilio Pérsico.

Además, el kirchnerismo prometió que el costo de la energía se tenía que ajustar al salario, y después nos dimos cuenta que habían puesto de rodillas el sistema. Dijeron que volvía el asado y hoy comprar un kilo de carne es para muy pocos . Se cansaron de declamar que el sistema jubilatorio argentino era el que más cobertura tenía en el mundo, y los jubilados terminaron condenados a la miseria. Nos dijeron que un poco de inflación era algo bueno, y hoy tenemos la misma inflación en un mes que algunos países tienen en cuatro años. Nos dispararon que la baja de impuestos no promueve inversiones y hoy las empresas se van por falta de rentabilidad hacia países vecinos como Paraguay. Nos dijeron que la pobreza se combate con un “Estado presente” y con millones de planes sociales, y un día nos encontramos con un país con más del 42% de pobreza, 5 millones de argentinos que no comen todos los días y con el 65% de los chicos que no se alimentan o se educan como corresponde. 

En esta dirección, la pobreza y la miseria han avanzado como nunca antes. Se fabrican alrededor de 4.000 pobres y 2.000 indigentes nuevos por día. Es el resultado que dejó la negligencia en la Argentina durante los últimos veinticuatro meses.

También hay que dar cuenta que 30 millones de personas  reciben un cheque del Estado y apenas unos 6 millones pagan impuestos. No hay país que pueda funcionar de esta manera sin que explote la economía que solo produce emisión monetaria. El Gobierno defiende el régimen castrista en Cuba, el chavismo en Venezuela y la dictadura en Nicaragua y eso nos cuesta quedar aislados del mundo desarrollado y sin crédito blando.

Otro dato inquietante, es que unos 600 mil chicos siguen fuera de la escuela y aún no hay un registro nacional para identificar quiénes son. Esto surge de una estimación oficial de abandono tras el cierre escolar. Argentina todavía no cuenta con un sistema nominal de alumnos que se aprobó hace casi una década. Encima, miles de jóvenes hacen cola para irse al exterior por no tener futuro en el país donde nacieron.

También el Gobierno dijo que el Covid jamás llegaría a la Argentina y hoy tenemos dos estadios de River completos con los cuerpos de los fallecidos. Escondieron hasta de las piedras que depositaron los familiares de las víctimas frente a la Pirámide de Mayo y no pasó nada. Pusieron en marcha el "Plan Platita" para comprar el voto de los pobres y los pobres les dieron la espalda. Nos levantaron el dedo inquisidor para que cumplieramos con el confinamiento y terminaron haciendo fiestas en Olivos. Hablaron del lawfare y que la justicia perseguía a Cristina y terminaron logrando su absolución, inclusive gambeteando el juicio oral en las causas que más la complicaban. Y en ese contexto, acaban de poner la frutilla de la torta apretando a la Corte Suprema a través del ministro  Martín Soria. Pero no es todo, perdieron la elección y no hubo autocrítica. Es bochorno que lo tomaran como un triunfo por haber achicado la brecha en la Provincia. 

Hoy Cristina y Alberto, por más que se muestran juntos, son solo un sello. Llevan dos años de relación tensa y distante. Alberto incumplió más de la mitad de sus promesas en campaña y a ella cada vez la gente le cree menos. Ambos son responsables del desorden que reina en el país con un condimento adicional: hay 20 millones de personas bajo la línea de pobreza, 5 millones con problemas para alimentarse, un sector privado agobiado por impuestos, regulaciones, juicios laborales y falta de rentabilidad, y un futuro incierto donde no hay margen para la irracionalidad. 

Afortunadamente, hace casi cuatro décadas que un dictador no pisa la Casa Rosada, pero se han acentuado las carencias sociales. La resultante es que se prometió más de la cuenta, pero con el amargo sabor de no haber llegado a las metas que soñamos aquel 10 de diciembre de 1983. Afortunadamente, la democracia goza de buena salud, pero TODOS los políticos están en deuda, Necesitamos que se pongan el overol y fijen políticas de Estado a largo plazo. El acto de Crtistina y Alberto, aún sumando a Lula,  es la cara más oscura de la realidad. Según los cálculos, costó más de 200 millones de pesos que pagaremos todos. Solo para el transporte gratis, insumió 135 millones. ¿Era necesario semejante gasto, en medio de un país de luto por la peor de las pandemias y con  una crisis que amaga con llevarse todo puesto?

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la Universidad Nacional de La Plata. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".
 

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