25/04/2024 - Edición Nº2954

Politica

Análisis

Días tristes para la República: un raro pedido del “que se vayan todos” que surge desde el poder político

01/02/2022 | Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo” decía un filósofo del siglo pasado. El pasado nuestro, el reciente, el que todavía es presente si lo analizamos con un concepto histórico puede tener su réplica. El “que se vayan todos” de hace dos décadas está desbocado, cerca de salirse con las suyas, pero ahora con una versión muy especial, autoritaria y peligrosa porque surge desde el mismo poder.


por Fabricio Moschettoni, editor de ImpulsoBaires Twitter @FMoschettoni


“Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, repetían entre cacerolas, ruidos y manifestaciones decenas, cientos y miles de argentinos desde el 18 de diciembre del 2001 pero amplificando sus “ruidazos” en las jornadas del 19 y 20. Un corralito, medidas antipopulares, hartazgo popular, y una clase política que no sabía, no quería o no podía dar respuestas satisfactorias.

Algunos, mi caso puntual, entendimos los escraches y manifestaciones de esas características como hechos bárbaros, pero tal vez no nos dimos cuenta que algo fuerte estaba pasando en la conciencia individual que rápidamente tomó carne en el conjunto social. Creímos que era antidemocrático, y que incluso todo escrache era fascista. En cierta forma algo de eso hay, pero cuando es espontaneo hay que ver las causas que lo generan. En nuestros tiempos de hoy, sin embargo, el “que se vayan todos…” parece organizado, impuesto y siendo parte de un plan perverso de cargarse a las instituciones si ellas no son parte de una cruzada partidista.

El “que se vayan todos…” de estos meses tiene una coincidencia en su raíz, es una u otra expresión del peronismo. Un grupo de procesados con otros condenados se abrazan a otros que esgrimen expresiones autoritarias y quieren “voltear a la Corte” porque no les gusta sus pronunciamientos, una Corte cuyos miembros surgieron de las mismas instituciones e incluso del manejo oficial del kirchnerismo mayormente, y jueces del denominado “Comodoro Pro” que casi en su totalidad fueron nombrados por las gestiones K, y digo casi porque por un pelito no se llega al 100%. A eso se le suma el desplante del diputado Máximo Kirchner con su renuncia a la bancada oficialista y significando un golpe políticao muy duro en el peor momento, las renuncias antojadizas post elecciones de los funcionarios ultra kirchneristas, las no renuncias cuando los escándalos ameritaban, y como si algo faltase el pedido de renuncia que hizo el ex secretario de Comercio del kirchnerismo, Guillermo Moreno, a la vicepresidenta Cristina Kirchner. En el medio la infaltable Hebe de Bonafini con su cartita pidiendo perdón y condenando por acordar con el FMI, y hasta un remix constante entre ciertos legisladores camporistas de los dichos de la diputada Fernando Vallejos con sus tratos humillantes hacia el presidente Alberto Fernández.

El “que se vayan todos” está fomentado por variantes del Frente de Todos y versiones anteriores (Unidad Ciudadana, Frente para la Victoria y demás). Son los que cuando no les gusta algo lo rompen, lo sacan a patadas, los bastardean todo el tiempo, los escrachan, los persiguen hasta debajo de la mesa, los insultan.

Ese kirchnerismo que atacó sin piedad a sus opositores desde “6, 7 y 8”, o desde todo un aparato propagandístico impresionante que manejó y que ahora felizmente no tiene a su alcance.

La República sufre. El presidente quiere avanzar en momentos, pero parece que no puede del todo y eso duele. El kirchnerismo avanza sin embargo y marca su propia agenda, la de la ruptura, la de alineamientos en política internacional con dictaduras y tiranías como Cuba, Venezuela, Nicaragua, entre otras que pululan por estos días.

Desafortunadamente el presidente avaló la marcha de hoy, contra la Corte, y lo hizo nuevamente desde el canal C5N: "es una marcha ciudadana, es una expresión, así como algunos vienen a Casa de Gobierno y se quejan de decisiones que yo tomo".

Pero no es así, no es una expresión auténtica de un derecho constitucional de ciudadanía. Es una amenaza a los integrantes de uno de los tres poderes de la República, es ir a destituirlos, es crear tribunales populares. Hay altos funcionarios del ministerio de Justicia, de la AFI que la avalan, que la apoyan, que la siguen día a día, minuto a minuto. Es gravísimo que se vaya por uno de los tres poderes que sostiene a nuestra República con el aval de otro de ellos.

Si no gustan actuaciones de miembros del Poder Judicial hay mecanismos institucionales como para juzgarlos y eventualmente destituirlos. Pero con la Constitución.

Es tiempo de ciudadanía y de República, de derechos y de libertades, y no de prepotencia golpista.

Es tiempo de reaccionar en una marcha de la paz y de la civilidad.


PD: La frase utilizada al principio le pertence al filósofo George Santayana (1863 - 1952)