27/04/2024 - Edición Nº2956

Politica

Contrapoder

Amor eterno a la jefa, con el foco en el FMI

16/02/2022 | Quedó demostrado que no es cierto que Alberto Fernández piense en independizarse de Cristina, aprovechando el portazo de Máximo a la presidencia del bloque del FdT. Tampoco hará cambios en el gabinete para quienes pensaban que ahora iba a nacer el albertismo.El Presidente acaba de sobreactuar ante la Justicia buscando despegar a la ex presidenta de toda responsabilidad en la causa por el manejo de la obra pública. Y hasta tuvo un cruce con el fiscal, un destrato agravado por su condición de Jefe de Estado. Alberto podía haber presentado un escrito, pero prefirió hacer pública su actitud con una audiencia virtual donde quedó demostrada su devoción hacia su socia política, además de dejar su dependencia esculpida en el mármol.Todavía resuena aquella frase suya durante la campaña: "yo nunca más me voy a pelear con Cristina".


por Jorge Joury *


Con otras características, pero como ante Putin y el presidente chino, Alberto volvió a extralimitarse verbalmente en su papel de testigo fiel y lo hizo como recurso amplificador, mediático para descalificar el juicio por irregularidades que involucra centralmente a Cristina Fernández de Kirchner.

Lo que se trae el mandatario bajo el poncho es dar una señal de acercamiento a Cristina en momentos de extrema tensión en el oficialismo por el acuerdo con el FMI.

Alberto  tuvo contradicciones flagrantes como asegurar que :"Definitivamente no hubo nunca reparto arbitrario" de obra pública, cuando está demostrado en el propio expediente que Lázaro Báez fue beneficiado con más del 80% del paquete. También ante una consulta del abogado de Cristina el Presidente recalcó que: "Me llama la atención que en esta causa se están discutiendo decisiones políticas no judiciables, esas decisiones que se tomaron en materia presupuestaria y de obra pública, nunca fueron arbitrarias.No existe ninguna norma que ponga limitaciones a cómo se distribuye el gasto de la obra pública. Eso es, a mi juicio, una decisión de carácter político no judiciable, lo he dicho públicamente y por eso me animo a decirlo en este juicio", agregó Fernández

Olvidando la bochornosa imagen de los bolsos de José  López, el Presidente también dijo que De Vido como ministro y Cristina como presidenta estaban lejos de poder influir en el proceso licitatorio y habló de "una fantasía" sobre cómo se reparten las obras. "Es imposible conocer el trámite de adjudicación, un presidente puede conocer grandes números, cómo se está ejecutando el presupuesto pero no cómo evoluciona cada obra", afirmó.

Lo que hace Alberto tiene sus explicaciones. Hoy navega en aguas turbulentas. El clima dentro de la coalición gobernante es de alta tensión por las negociaciones con el FMI. El Presidente sueña con hacer el anuncio del acuerdo en la inauguración de las sesiones extraordinarias en el Congreso, pero el kirchnerismo no se la hace fácil. Coloca  todo lo que sea los ajustes que vengan en la mochila presidencial. Lo más complicado para AF es que existe un núcleo duro significativo en Diputados y le cierra la puerta al ingreso del tema por el Senado. Es más, ese sector apoyado por la izquierda, reclama detalles cuando el Gobierno busca una alternativa para transformar todo en un trámite light, sin precisiones sobre la letra chica.

No obstante, lo que leen los observadores bajo el agua es que Cristina, La Cámpora y algunos aliados no parecen decididos a dinamitar el entendimiento con el FMI. Lo que apuntan a marcar es un camino diferenciado que no los perjudique en la perspectiva eleccionaria del 2023. En definitiva, deja al descubierto una grieta, mientras Martín Guzmán busca apurar las tratativas. Una tarea que debió añadir renovados esfuerzos políticos, diplomáticos e informales, para desandar en Washington los pelotazos en contra del Presidente en Moscú y Beijing, más la coronación de las declaraciones en Barbados desairando los gestos de la administración de Joe Biden.

La foto del escenario actual expone malestar profundo en cada espacio y también torpezas que desconciertan a los acreedores. Con la actividad del Congreso paralizada, todos los ojos se han puesto ahora de manera exclusiva en el Frente de Todos.No sólo por su condición de coalición de gobierno. En la oposición, la puerta fue abierta por Juntos por el Cambio al encontrar una fórmula elemental frente a sus propias disputas. En resumen, dijeron que darán quórum y no le pondrán palos en la rueda al acuerdo, una manera de facilitar el paso sin comprometerse con el contenido fino, que, por lo demás, es aún es un verdadero enigma.

A esta altura de los acontecimientos, el  problema central es la falta de información sobre el borrador entre el gobierno nacional y el FMI. Desde ese punto de partida comenzaron a multiplicarse las dudas en el oficialismo y la oposición sobre si acompañarán o no el programa que mande la Casa Rosada al Congreso. Por eso en los últimos días los legisladores del Frente de Todos, Juntos por el Cambio y otros bloques opositores repiten, a quién quiera escuchar, que no pueden tomar un posicionamiento concreto sobre el acuerdo, si no tienen la denominada “letra chica”. El capítulo que viene tiene un enorme signo de interrogación.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la Universidad Nacional de La Plata. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".