
por Redacción
También Joury se refirió al proyecto del Gobierno de tener una fábrica de alimentos. "Primero fue el fallido intento de apropiarse de Vicentín. Y ahora, en vísperas de un trabajoso acuerdo con el FMI para evitar un calamitoso default y que seguramente exigirá una etapa de austeridad en el gasto público, a la casa rosada se le ocurre engordar el Estado. Se acaba de anunciar la creación de una Empresa Nacional de Alimentos, un modelo que ha fracasado en el mundo y el ejemplo más claro es Venezuela y que necesitará nombramientos de personal, edificios, telefonía, luz, directorio, automóviles y muchos más recursos que significan más burocracia y más gasto. Otra de las ideas en marcha, es que la Secretaría de Comercio Interior en conjunto con el Mercado Central apunten a la posible creación de un fondo fiduciario con el que se compraría una de las cosechas de tomates, papas y cebollas para fijar un precio de referencia".
El periodista y analista añadió que "estas movidas resultan una torpeza frente al fuerte ajuste que exige el FMI y que el gobierno esconde bajo la alfombra. Significa que el achicamiento del déficit fiscal será doloroso. No es difícil suponer que aumentará fuertemente la nafta (ya empezó), el gas, la electricidad y el agua. Se devaluará el peso,un proceso que ya comenzó con un mayor deslizamiento diario del dólar oficial. Las tasas de interés de los créditos se colocaran por encima de la inflación y esta, al menos por los próximos meses, seguirá muy alta, licuando salarios y jubilaciones, lo que también viene ocurriendo hace un tiempo.El Gobierno hace rato que comenzó el ajuste. Lo hizo en el sector previsional, al anular la ley Macri para implementar un nuevo sistema que lleva a los jubilados al atraso salarial".
"La consultora Equilibra del ex diputado Diego Bossio y el economista Martin Rapetti ya pusieron un ejemplo claro: ”Sin un aumento significativo de las tarifas residenciales de gas (entre 50% y 100%) los subsidios no se reducirán en términos reales y/o como porcentaje del PBI”. Pero nadie, menos el kirchnerismo, no quiere ser visto como el responsable de esas malas noticias que terminan alejando votos".
De allí la renuncia de Maximo Kirchner a la presidencia del bloque oficialista, para poder convertirse en el objetor del ajuste y el silencio de su madre que esta economía ya percibe una derrota en el 2023.
"Una de las primeras señales de que se está frente a posibles medidas de austeridad la acaba de dar Juan Zabaleta en medio de la tensión con los sectores populares. El ministro de Desarrollo Social confirmó que no se otorgarán más planes sociales y aseguró que el esfuerzo de su cartera se depositará en el desarrollo y las mejoras del trabajo genuino".
Sin embargo, en medio de un inminente ajuste presupuestario que será monitoreado por el FMI, Joury planteó que "no se entiende como el Presidente evalúa la creación de un “Ministerio de la Pobreza”, que estaría en manos de Emilio Pérsico y Fernando “Chino” Navarro.
"La movida apunta a que la hoy secretaría de Economía Social, que conduce Emilio Pérsico y que se encuentra dentro de la órbita del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación que comanda Juan Zabaleta, pudiera convertirse en un ministerio en sí mismo. De esta manera, Alberto Fernández empoderaría políticamente a dos de sus espadas, es decir a Pérsico y a Fernando “Chino” Navarro, ambos líderes del Movimiento Evita".
Ambos dirigentes gozan de la confianza del presidente, en especial Navarro que tiene su despacho en la mismísima Casa Rosada y reporta directa y exclusivamente a Alberto Fernández. Sin embargo, si la secretaría se convirtiera en un ministerio, los fondos serían mayores y en consecuencia también crecería el poder del Movimiento Evita para apoyar el proyecto Alberto 2023.
Otro tema a tener en cuenta es que los sindicatos proyectan un porcentaje de inflación similar al que avistan las empresas para este año y se concentran en las negociaciones para actualizar salarios en las mesas paritarias.La coincidencia es que no exigirán menos del 50% de aumento salarial. En este sector de la dirigencia, las políticas de control de precios del Ejecutivo no gozan de popularidad porque observan que la constante suba de precios clave para la dieta de los asalariados complica las negociaciones con la contraparte empresarial.