26/04/2024 - Edición Nº2955

Politica

Contrpoder

Ahora nadie está seguro y Guzmán es favorito

08/06/2022 | El terremoto en el gobierno tras el acto de YPF y las denuncias de un negociado con el polémico gasoducto, siguen generando chispas en el área económica, donde el kirchnerismo quiere terminar de dinamitar todos los puentes. Después del cimbronazo por la salida del ministro de la Producción Matías Kulfas, el alfil número doce que entrega Alberto Fernández, la historia de nuevos despidos está vigente. También puede rodar la cabeza más codiciada por CFK. El Presidente le puso fecha de vencimiento a su ministro de Economía, Martín Guzmán. Si en el plazo de tres meses no hay resultados en la guerra contra la inflación, habrá un inevitable recambio en el Palacio de Hacienda, se comenta en fuentes confiables.


por Jorge Joury *


La crisis de los precios elevó al máximo la tensión en el oficialismo, que prevé una derrota en las urnas si es que para fin de año el clima económico no se revierte, lo que motivó una multiplicación de alertas entre los ministros albertistas. Si bien para mayo se espera una caída en el ritmo de las remarcaciones, con un IPC en torno al 5%, el mercado financiero prevé que la inflación de todo el 2022 toque el pico del 72,6%, un número explosivo que complicaría los planes del peronismo para las elecciones 2023.

El Plan B de Fernández es replicar el modelo que implementó Augusto Costa siendo secretario de Comercio Interior en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, y que el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, planteó hace menos de dos meses junto con el entonces funcionario nacional Roberto Feletti. El Presidente se ha quedado virtualmente solo para lo que le queda de mandato. Aparece como un boxeador al borde del nocaut, que termina abrazando a su adversario para que no le sigan pegando Con su última capitulación le ha entregado el bastón de mando a Cristina y la lapicera que le regaló. Solo le quedan los escuderos más débiles: el canciller Santiago Cafiero y los ministros de Trabajo, Claudio Moroni y de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, Gustavo Béliz, Vilma Ibarra y Cecilia Todesca. 

La salida de Matías Kulfas fue un golpe letal para el albertismo. Por eso hoy, el pánico es generalizado y nadie se anima ahora a defender al Presidente. Todos piensan quién será el próximo y los boletos los tiene Martín Guzmán, la presa más codiciada por CFK y le sigue el ministro de Trabajo y Claudio Moroni, de Trabajo.

Cuando Kulfas habló por una radio y off the record por la licitación cuestionada por Cristina y aseguró que si alguien había favorecido a Techint habían sido funcionarios que responden a la vice, no sólo se estaba resguardando, sino que también lo defendía al Presidente, a quien minutos antes su compañera de fórmula había emplazado a "usar la lapicera" justamente contra esa compañía, siempre sospechada y que figura también por las valijas en la causa Cuadernos.
La que no tuvo pelos en la lengua, fue Elisa Carrió que graficó la relación de los sucesivos gobiernos con la empresa que dirige Paolo Rocca. “Nos ofrecieron millones”, reveló la fundadora de la Coalición Cívica. Y enseguida aclaró: “Soy la única que jamás recibí un peso. El resto de la política siempre recibió plata de Techint, sea gobierno u oposición, para campañas políticas”.

Mientras tanto, tal vez la llegada de Daniel Scioli, de buena gestión en Brasil y Agustín Rossi en la agencia de inteligencia, le acerquen un poco de aire fresco a la gestión. Ambos tienen buena sintonía con el kirchnerismo y seguramente calmarán los nervios de Cristina. Rossi ya inauguró su futuro libreto, al decir que "Alberto está contento por su encuentro con Cristina". Por el lado de Scioli, es un cultor del "positivismo". Seguramente saldrá a vender que el futuro hay que mirarlo con mayor "optimismo". Esas dos palabras, lo acompañaron como un clisé durante su gestión bonaerense. Es muy difícil arrancarle al ex motonauta un título que vaya en la dirección contraria. Además, tiene un master en recibir sopapos de parte del kirchnerismo, sin acusar dolor.

Hoy las espadas que abrigaban la esperanza del Albertismo, han guardado sus aceros, corroídos por el óxido que les acercó su jefe. Con su última capitulación, se entiende que el Presidente no será candidato en el 2023. Seguirá el libreto de su socia, será más esclavo que nunca, y  de aquí en más, trabajará para hacer la plancha con la gestión y permitir que lo queda del FdT no sufra más daños colaterales. Y si eso ocurre, el kirchnerismo tiene otra vida. Cristina podría ser candidata al sillón de Rivadavia, alentada por la fragmentación que provocará Milei en la oposición. Con el 30% de intención de voto con que cuenta en el conurbano, la vice se convierte en competitiva. 

Mientras tanto, tras el traumático despido de Matías Kulfas del Ministerio de Desarrollo Productivo, Alberto iniciará una semana clave para reconstituir su poder interno y recuperar la iniciativa política. No será fácil: volvió a dar una señal equívoca con el anuncio de un impuesto, el de la renta inesperada, que es resistido por los empresarios y que no estaba en los planes de nadie cuando fueron invitados tanto el Presidente como el ministro de Economía, Martín Guzmán, al acto por los 20 años de la Asociación de Empresarios Argentina (AEA). Resulta improbable que el Congreso vaya a aprobar la iniciativa. El gobierno recauda anualmente 150 mil millones de dólares y no hay plata que le alcance por la inmensa estructura del Estado, el clientelismo y los planes sociales.

Llama la atención que, un día antes de concurrir al cónclave de AEA, Guzmán  haya anunciado ese tributo que había sido rechazado por los dueños de las compañías de mayor escala de la Argentina. “La creación de nuevos impuestos -como el recientemente anunciado ‘impuesto a la renta inesperada’- va en la dirección opuesta. En la Argentina ya están en vigencia 165 impuestos y la carga tributaria sobre el sector formal de la economía es muy elevada y ha crecido fuertemente en los últimos 20 años, superando holgadamente el promedio de la región”, habían expresado en su último comunicado.

Alberto Fernández aprovechará para tomar un poco de aire en la interna, en la Cumbre de las Américas, en Los Ángeles. Aunque enfrentará la riesgosa misión de hablar, como presidente de la CELAC, en defensa de los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela, que fueron excluidos de ese encuentro hemisférico por las graves violaciones a los derechos humanos que cometen esos regímenes dictatoriales. Irá acompañado de Sergio Massa, al que muchos dicen que oficiará como una suerte de paraguas, para evitar que Alberto cometa algún dislate y le pedirá que profundice cambios en el gabinete. Nicolás Maduro, el dictador venezolano, anticipó que Alberto será la voz de su país en el evento.

Kulfas es el segundo funcionario que se va del gabinete por denunciar un presunto  hecho de corrupción con la licitación del gasoducto Néstor Kirchner. Antes lo había hecho la ministra de Hábitat, María Eugenia Bielsa quien reconoció por los medios que "en el gobierno se roba".

La semana pasada, antes de la salida de Kulfas hubo otra renuncia, la de Antonio Pronsato, el funcionario kirchnerista que estaba a cargo de la obra. Pronsato, ex interventor del Enargas durante buena parte de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, fue un funcionario de extrema confianza de Julio de Vido, y referente energético del kirchnerismo. ¿Por qué se fue? No está del todo claro, pero tarde o temprano va a explotar y puede salpicar muy alto. En el ADN del kirchnerismo siempre está vigente  la "mordida" en la obra pública.

Kulfas en el texto de su renuncia provocó la ira de Alberto al ratificar lo dicho el viernes al finalizar el acto aniversario por los 100 años de YPF: ´"si algo cabe reprocharse respecto al contenido nacional de los insumos del gasoducto, eso debe atribuirse pura y exclusivamente a las características de la licitación realizada por la empresa IEASA, cuyos miembros, al igual que el equipo de la Secretaría de Energía, responden políticamente a la Sra. Vicepresidenta. Fueron declaraciones en ON y que quedarán registradas por la radio AM 750 y formuladas ante varios periodistas allí presentes. Huelga adicionar la injusta acusación que la Sra. Vicepresidenta le formulara al Presidente al señalarle que usted tiene que ‘utilizar la lapicera’ para forzar un mayor contenido nacional cuando dichas decisiones fueran adoptadas por IEASA”, expresó.

La judicialización del caso, seguramente demorará el inicio de las obras de los más de 500 kilómetros de gasoducto, por lo que el año próximo no estará concluida y el gobierno deberá importar gas por más de tres mil  millones de dólares. Un verdadero disparate para un Estado fundido y casi sin reservas.

No obstante, Alberto se ilusiona porque a medida que se acerque el Mundial de Fútbol, las necesidades básicas insatisfechas pasarán a segundo plano y el Gobierno ganará tiempo. Después llegará el verano y en marzo tomará fuerza la contienda electoral. En ese contexto, el jefe de Estado seguirá vegetando. Sobreviviendo sin futuro, frente a una ciudadanía no muestra capacidad de rebelarse, tiene las defensas bajas y está embargada por la tristeza y la desesperanza.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la Universidad Nacional de La Plata. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".