18/04/2024 - Edición Nº2947

Politica

Punto de vista

Una contribución a la paz por medio de la cultura popular que no debe ser desnaturalizada

30/09/2022 | Luego de recorrer durante varios años y muchos viajes a Israel y Palestina, la riqueza de la zona, pretender desentrañar el conflicto, en la seguridad que se podría buscar acuerdos, reconocimiento del otro, y puntos de encuentro, y éstos se facilitarán desde el deporte y cultura popular latinoamericana, como argentino, sabiendo de la atracción por astros que brillaron en Europa, surgió una propuesta para debatir entre amigos israelíes y palestinos, crear una filial. En otros viajes, se fortaleció a partir de la experiencia de organizar partidos de fútbol, donde se mezclaban jugadores bajo las mismas alusiones a equipos que disputaban el mundial de clubes.


por Ricardo Ferrer Picado *


La filial, tars la simpatía generada por un club que disputó la final del mundial de clubes como Estudiantes de La Plata, sería de un club de alcance global, con referentes que transitaron en Europa y que es consecuencia de una cultura laica, reformista, generado de las entrañas de la Universidad Nacional de La Plata, el Club Estudiantes de la misma ciudad, cuyos valores en la formación estudiantil como promotor del mérito y el conocimiento a instancia del esfuerzo personal de superación permanente.

Así, por mediados de 2012, se comenzó a dialogar de la ideas que se plasmó años después con varias idas y vueltas, la de crear una filial de hinchas de fútbol sin incorporarse al conflicto sino como aporte a la paz. Evocando un carril inaugurado tiempo atrás por el argentino israelí, Daniel Baremboin. Ya no para ahondar en las diferencias sino para un encuentro con la cultura laica de la UNLP, que sitúa en el mismo espacio a todos los que quieran sumarse, de cultura árabe, judía, drusa y hasta sirva para incorporar a otros, como los inmigrantes asiáticos o africanos, y ser sostenida por la expectativa que Verón junto a amigos, alguna vez, visite la región para disputar unos partidos.

Inicialmente postulada para Jerusalén y con miembros de múltiples nacionalidades, incluidos de Israel y de Palestina, naufragó. Ya había una en Tel Aviv, que adhirió y hasta celebró la idea, pero ya tenía su historia y miembros.

Como la idea fuerza, germinaba, y logró adeptos, siempre en la senda que jamás se prestaría a dividir ni generar diferencias, o ser causa de discordia.  De hacerlo, desnaturaliza su objetivo.

Así se buscó que la de Tel Aviv, tenga una parte para confraternizar, y se ha logrado con encuentros en el Estadio de La Plata, con sus miembros.

Ese, en síntesis es el aporte para construir la paz, reconociendo diferencias en una cultura de paz que implica valores de la democracia, respeto a minorías y condena a la violencia en todas sus formas y en particular la más cobarde y grave, la del terrorismo.  

Es importante la comprensión de que más allá de las identidades individuales y colectivas, de las diferentes perspectivas de lo que ocurre en una situación de conflicto y de cuáles son los cambios que hay que hacer para alcanzar la paz positiva, lo particularmente valioso es encontrar y preservar espacios de confluencia y círculos de confianza, y anteponer los valores básicos compartidos que nos conectan por encima de los desacuerdos que separan.

Ojalá así sea su camino, inspirado en el camino de la paz y respeto y promueva el diálogo y encuentro.

En una sociedad democrática es indispensable el reconocimiento del otro, la tolerancia y el respeto a la pluralidad de opiniones de la ciudadanía. La democracia y la legalidad aporta procedimientos pacíficos e institucionales para dirimir las diferencias en el marco de la igualdad de derechos.

El diálogo allana el camino para acoger como válidas esas diferencias de criterios y las diversas experiencias, para encontrar aquello que nos une, abriendo paso a democracias verdaderamente inclusivas y a la transformación positiva de los conflictos para la construcción de paz.

(*) Analista internacional. Experto en Medio Oriente.