26/04/2024 - Edición Nº2955

Politica

Contrapoder

Las peligrosas señales de la izquierda violenta

01/10/2022 | Por estas horas, todos nos preguntamos: ¿En el país hay garantía de paz social de aquí a diciembre? Es difícil contestar, en un contexto con las fábricas de neumáticos que estuvieron bloqueadas y en conflicto desde hace 5 meses, colegios tomados, largos acampes en una 9 de Julio copada por piqueteros y el sur en llamas, por los salvajes ataques a los puestos de Gendarmería por parte de grupos de pseudos mapuches terroristas asesorados por ex jefes Montoneros. La Izquierda está avanzando peligrosamente en todas sus estructuras y recrea un clima parecido al de 2001, sembrando el temor de un costo de dimensiones impredecibles, mientras hay un gobierno ausente que no interviene y deja seguir.


por Jorge Joury *


Cuando el peronismo languidece, el trotskismo avanza. Unificado desde 2011 en el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), se vanagloria hoy de ser la tercera fuerza política del país. 

Mediante el desabastecimiento de neumáticos, incidentes u ocupación del espacio público, la izquierda sindical más dura lo que hizo fue intentar dirimir sus internas. Por ejemplo, el secretario general del SUTNA, Alejandro Crespo, lo que busca es ser el candidato a diputado nacional en 2023. El problema es que el militante del Partido Obrero utilizó al resto de la economía, mediante el desabastecimiento de neumáticos, para dirimir sus internas político-partidarias. 
Estamos hablando de una industria que pierde 40 millones de dólares al día de producción para el país si para, 75.000 empleados directos y casi 120.000 en proveedores. Además, por cada día del conflicto sindical dejan de producirse mil autos.

No olvidemos que el 90% de la economía argentina se mueve sobre ruedas, es decir en camiones y no se ve que tanto Hugo Moyano como su hijo Pablo, responsables de ese gremio, hayan puesto demasiado esfuerzo para atenuar este clima de caos laboral, en un marco de empresas que podrían irse del país al no existir garantías legales, ni reglas claras.

En la cúpula de la CGT existe marcada preocupación porque la conflictividad sindical no solo va en aumento frente a los bajos salarios a los que se come la inflación, las tarifas o diferentes factores, sino porque la Izquierda está poniendo en marcha su cada vez más potente aparato de movilización para generar un clima caótico, de vacío de poder y descontrol. A su vez, un sector del sindicalismo trotskista está buscando la manera de ingresar a la central obrera.

El plan de la izquierda consiste además en contrarrestar a espacios como La Libertad Avanza, de Javier Milei, quien en muy poco tiempo logró dominar la agenda pública. En definitiva, lo que la política está tratando de desafiar es quién logra atraer la mayor cantidad de votantes hartos e indignados por la crisis que lleva 10 años sin una solución a la vista.

La bandera del “anticapitalismo” es quizás la más dura de sus definiciones, aunque cuesta creer que pueda ser materializada. En resumen todas esas frases como: “Plata para educación, salud y trabajo, no para el FMI; unificación y centralización del sistema de salud; estatización de todos los servicios públicos; aumento inmediato de salarios y jubilaciones; no a la megaminería y al uso indiscriminado de los agrotóxicos; que legisladores, funcionarios y jueces ganen lo mismo que un obrero especializado o una maestra; prohibición de despidos y suspensiones; 82% móvil y aumento del haber mínimo de los jubilados; eliminación del IVA de la canasta familiar; y reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, sin afectar el salario”, son inviables en el actual sistema casi sin fondos en el Banco Central. Esto lleva a pensar que el voto a la izquierda representa antes que nada un vehículo para expresar descontento hacia la coalición oficialista; algo análogo al castigo que, en el otro extremo del arco político, muchos electores propinaron a la oposición a través del voto a Javier Milei.

Paros en la UBA, en el subte, en Bridgestone, Pirelli y FATE, desabastecimiento y sobreprecios de neumáticos; paro de docentes en CABA; escuelas tomadas; acampe en la 9 de julio frente a Desarrollo Social, fake news sobre recortes en Discapacidad, incidentes de supuestos mapuches, terminaron conformando un cóctel explosivo con consecuencias imprevisibles.

Los hilos de esta situación fueron movidos por el Partido Obrero y el Polo Obrero, mientras estas organizaciones siguen sin dar respuestas a la sociedad sobre por qué le retienen más del 2% de los planes sociales a los beneficiarios y afiliados de sus agrupaciones.

Rumbo a diciembre, el sector partidario más radicalizado de la política que apoyó al Frente de Todos y fue una pieza clave para los disturbios en el Congreso durante el gobierno de Mauricio Macri, arrojando 14 toneladas de piedras, también debate qué hará en la Ciudad de Buenos Aires de cara al 2023.

El dirigente del FdT Leandro Santoro, quien perdió en las elecciones 2019 contra la reelección de Horacio Rodríguez Larreta, intenta hacer una sociedad con ellos, pero aún no se sabe en qué terminará esa negociación.

Otra de las imágenes del naufragio tiene que ver con lo ocurrido el miércoles 21, cuando unos treinta activistas del gremio de Camioneros que lidera Pablo Moyano aprovecharon el ingreso del dueño de la empresa de Logística Milo, en Avellaneda, para meterse en la planta, golpear al empresario y también a los empleados que corrieron a defenderlo. Hubo siete heridos graves entre los trabajadores de Milo (entre ellos, una mujer) y la Justicia bonaerense tiene los nombres de los atacantes bajo investigación. El conflicto se desató porque 112 de los 140 empleados de la empresa cuestionan al delegado gremial.

Mientras tanto, otra señal preocupante son el ataque incendiario de los pseudo mapuches terroristas a un puesto de Gendarmería Nacional en Villa Mascardi y la ocupación de los campos de La Cristalina y Los Radales. Esto ha generado reacciones extremas de algunos sectores políticos y el inexplicable silencio del Gobierno nacional, el principal afectado con este episodio. 

Desde la oposición se preguntan si esta es la forma en que la Casa Rosada se ocupa de la jurisdicción del estado nacional sobre el territorio sin proteger a la sociedad civil de quienes cometen delitos.

Vale reflexionar entonces: ¿El Estado argentino acaso renunció al monopolio de la fuerza y lo delegó en bandas que imponen sus reglas, al margen del estado de derecho? El vacío de poder para proteger la propiedad privada es el termómetro de un país que aparece como anárquico e inviable para el resto del mundo. 

Queda claro que la autoridad está patas para arriba, con un gobierno que deja que la ley se administre en las calles.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la Universidad Nacional de La Plata. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".