25/04/2024 - Edición Nº2954

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Washington D.C.

Reunión "productiva" pero sin acuerdo entre Biden y McCarthy por la deuda de EEUU

22/05/2023 | El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el jefe de la oposición parlamentaria, Kevin McCarthy, no lograron hoy destrabar las negociaciones para llegar a un acuerdo y alejar la chance de un default, pese a que el referente republicano consideró que se trató de "una discusión productiva".


por Redacción


Al recibir en la Casa Blanca al líder de la Cámara de Representantes, Biden dijo ser "optimista" sobre cerrar la reunión con un "avance".

Y tras la charla, McCarthy subrayó: "No tenemos un acuerdo, sino una discusión productiva en las áreas en las que tenemos diferencias de opinión".

"El tono de la reunión de esta noche ha sido mejor que el de todas las veces anteriores", añadió, aunque advirtió que siguen existiendo “diferencias filosóficas".

Biden -que acaba de volver de Japón tras participar de la cumbre del G7- y el legislador se habían reunido dos veces en quince días con otros congresistas, pero esta vez se encontraron cara a cara.

Los equipos de uno y otro ya habían reanudado las conversaciones, luego de una llamada telefónica desde el avión presidencial de Biden a McCarthy.

Ambos hablaron ayer, mientras Biden volaba de regreso a Washington.

La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dejó en claro lo que estaba en juego cuando horas antes de la reunión insistió con que es "muy probable" que el gobierno de Estados Unidos se quede sin dinero después del 1 de junio.

Para eliminar el riesgo de un default, el Congreso debe aprobar elevar el tope de la deuda pública. El Senado está controlado por los demócratas y los republicanos controlan la Cámara de Representantes.

La administración Biden se niega a bajar el gasto público, como quieren los republicanos, y propone por su parte reducir ciertos gastos y aumentar impuestos a los más ricos y a las empresas que hoy se benefician de restituciones fiscales, a lo que se oponen los partidarios de McCarthy.

"Washington no puede seguir gastando el dinero que no tiene", tuiteó McCarthy, según la agencia de noticias AFP.

Biden declaró hoy que también está a favor de reducir el déficit y que considera necesario "examinar los espacios fiscales y asegurarse de que los ricos paguen su parte justa" de impuestos.

Ya había advertido que rechazaría un acuerdo "que proteja los subsidios por miles de millones de dólares a las grandes petroleras mientras se pone en peligro la atención sanitaria de 21 millones de estadounidenses", y afirmó que "Estados Unidos nunca ha dejado de pagar sus deudas. Y ese no será jamás el caso".

No obstante, ese puede ser el riesgo si no se alcanza ningún acuerdo.

Esta situación inédita, con consecuencias potencialmente catastróficas para la economía de Estados Unidos y la del mundo, podría ocurrir a partir del 1 de junio.

En ese caso, Estados Unidos no podría reembolsar a los tenedores de bonos del Tesoro estadounidense, rey de las finanzas mundiales, ni pagar algunos sueldos a funcionarios ni las pensiones de veteranos, o los servicios sociales, entre otros.

En 2011, existía sólo la amenaza de caer en bancarrota y esto hizo, por primera vez, que Estados Unidos perdiera su preciosa evaluación crediticia triple A, la mejor de las agencias evaluadoras.

Efectos concretos ya se hacen sentir, alertó la secretaria Yellen, quien dijo que "los inversores se han vuelto más reticentes a mantener deuda soberana que vence en junio".

En tanto, la sombra de Donald Trump sobrevuela las negociaciones. El expresidente republicano instó el 20 de mayo pasado a su partido a negarse a elevar el límite de la deuda, lo que desataría el impago, si los demócratas no acuerdan recortar gastos.

El domingo, la vocera de la Casa Blanca, Marine Jan-Pierre, deploró las "reivindicaciones partidistas extremas" propuestas por los conservadores.

McCarthy, a su vez, acusó al "ala izquierdista del partido demócrata" de estar "a sus órdenes".

Si los desacuerdos persisten, a Biden le queda un recurso: invocar una sección de la 14va Enmienda de la Constitución estadounidense, que estipula que "la validez de la deuda pública de Estados Unidos, autorizada por ley, (...) no debe ser cuestionada", es decir, los gastos ya votados deben poder ser pagados.

Sin embargo, el presidente y su entorno permanecen escépticos frente a esta posibilidad.

Al igual que casi todas las grandes economías, Estados Unidos vive del crédito.

Sin embargo, en Estados Unidos es prerrogativa del Congreso votar el aumento del techo de la deuda pública que la primera economía del mundo está autorizada a acumular, y lo que inicialmente era una formalidad se convirtió ahora en una batalla política.