
por Jorge Joury *
A pesar del intrincado escenario en el que se debate el oficialismo, no hay que perder de vista lo que pasó en Jujuy para empezar a leer los días que pueden avecinarse después del 10 de diciembre. Es necesario que las fuerzas políticas se junten y sumen anticuerpos, porque lo que estará en peligro será la gobernabilidad de un futuro gobierno que no sea kirchnerista.
Después de los graves incidentes en la provincia norteña, quedó en claro que el oficialismo no aceptará la derrota en las urnas y pondrá en funcionamiento su poderosa maquinaria contra cualquiera que desembarque en la Casa Rosada.
La prueba piloto se puso en marcha en las calles de San Salvador. Cuando no pueden con los votos en las legislaturas o el Congreso Nacional, el mecanismo al que se apela es abrir las puertas del infierno con fuerzas de choque en las calles.
Así como desde 1946 el peronismo alimentó antinomias tales como “Perón o Braden” y “Patria o colonia”, la antítesis a la que le pone sello el nuevo relato del kirchnerismo es “Unión por la Patria o Juntos por la Represión”.
Frente a este temerario escenario, se hace necesario defender el Estado de Derecho con uñas y dientes. La justicia es la que debe determinar dónde está el verdadero huevo de la serpiente y establecer quién financió semejante maniobra golpista en Jujuy.
Los manifestantes que irrumpieron en la parte administrativa de la Legislatura jujeña, que destruyeron todo a su paso y prendieron fuego en las instalaciones, dejaron en claro de qué manera están en contra de algo que se votó democráticamente. Es más, a estos aparatos cuando no les gusta la realidad, la respuesta es con una lluvia de piedras.
En Jujuy quedó la huella de la mano negra de la política. Basta observar los tuits de apoyo a Cristina Kirchner o los dichos del ministro de Seguridad Aníbal Fernández, que anticipó que no enviará a la Gendarmería para calmar la situación y aseguró que Morales "es un mentiroso".
Otra de las amenazas que eriza la piel, fue la que hizo el diputado Eduardo Valdez, un hombre del riñón del oficialismo: "Si la oposición toma el Gobierno, habrá convulsión social como hoy existe en Jujuy", dijo. Traducida esta expresión al castellano más puro, representa la figura de apología del delito, más de las muchas amenazas que se vienen escuchando en el mismo sentido y parecida a la promesa de multiplicar hasta “28 toneladas” de piedras en la calle que hizo Daniel Catalano, el dirigente de ATE en caso de perder el kirchnerismo las presidenciales.
Hago responsable al presidente @alferdez y a la vicepresidenta @CFKArgentina de la extrema violencia que se está viviendo en la provincia de Jujuy.
— Gerardo Morales (@GerardoMorales) June 20, 2023
Los violentos no nos van a torcer el brazo. A 40 años de democracia, repudio y llamo a todos los argentinos a repudiar lo que está… pic.twitter.com/HTHGULaILA
Además, quedó en evidencia que el nivel de destrozos que hubo en Jujuy es un modus operandi. Fue una violencia, alimentada desde el propio gobierno para tapar el caso Cecilia y la derrota sufrida por Capitanich en el Chaco.
"Cuando no pueden con los votos, van con las piedras", disparan desde la oposición. Lo mismo ocurrió el 14 de diciembre del 2017 cuando se trataba la reforma jubilatoria y arrojaron 14 toneladas de piedras frente al Congreso de la Nación, con la actuación estelar del famoso "Gordo Mortero".
Aquel 14 de diciembre en el Congreso, los grupos de choque pusieron un mojón en la historia, para anunciar lo que venía después de quebrar psicológicamente al gobierno de Mauricio Macri. Le doblaron el brazo a fuerza de piedras, a pesar de que aquella ley jubilatoria hoy permitiría pagar mejor al sector pasivo. De allí en más, aquel Gobierno de Cambiemos quedó muy impactado, debilitado, y le empezaron a entrar todas las balas.
Si recurrimos al archivo, la única vez en que Cristina condenó la violencia fue cuando le tiraron piedras a su propio despacho de la vicepresidencia. Un tiempo después, aplacó y lo justificó: “¿Cómo me van a tirar piedras a mí?”.
Según los documentos reservados de la policía de Jujuy, CFK estuvo detrás de la estela de la violencia en la Legislatura, al igual que la militancia que le responde, con el objetivo político de armar un “relato” sobre el escenario que podría pasar en diciembre, de represiones y un ajuste fuerte en el caso de una victoria de Juntos por el Cambio.
Tanto es así, que “Wado” de Pedro, el que se muestra como moderado, tuiteó muy fuertemente contra Gerardo Morales. El propio Daniel Scioli, de formato dialoguista y el que viene a unir a los argentinos, se alineó militarmente con Cristina y con Alberto Fernández. Ambos se ubicaron en la vereda de la irracionalidad, el lado contrario a lo que había sido votado en la Legislatura. Podrán gustar o no los artículos de la polémica, pero esto fue elegido por los representantes del pueblo, no se puede torcer la legalidad a piedrazos y palazos.
Todas las fuerzas políticas deben tomar nota de que estos episodios pueden volver a ocurrir y firmar un pacto de convivencia que garantice la estabilidad democrática frente a las acciones desestabilizadores que puedan sobrevenir después del 11 de diciembre. La violencia no puede volver a quebrar psicológicamente a otro gobierno que no sea peronista. Además, hay que terminar con la doble vara que ampara a las mafias. Los derechos humanos no son propiedad de nadie y lo que pasó en el Chaco con la joven Cecilia, debe ser una cuestión de Estado.
La mayoría de los detenidos en Jujuy, eran gente de temer. Saquearon comercios y tenían causas por robos, amenazas, abuso sexual y estupefacientes, además de resistencia a la autoridad. A uno de ellos le encontraron un bolso con un millón de pesos. ¿De dónde provenían esos recursos?
El jefe de la Policía de la provincia, Horacio Herbas Mejías, aseguró que los disturbios fueron “estudiados y planificados” por organizaciones provenientes de Buenos Aires. Además, tras las agresiones, al menos 56 personas quedaron detenidas.
“Era impresionante la cantidad de gente con tonada porteña que arengaba, que incitaba y que de alguna manera conducía, con la cara y la cabeza cubiertas. Era gente que vino de afuera a arengar, a planificar todo esto y a ejecutarlo. Fue como una orden que hubieran recibido”, aseguró Herbas Mejías.
En Jujuy hay un intento de golpe de Estado. Es una premonición de lo que el kirchnerismo intentará con el próximo gobierno, voltearlo. pic.twitter.com/RNHQIX1pta
— José Luis Espert (@jlespert) June 22, 2023
Otra foto que eriza la piel sobre lo que pasó en las calles de San Salvador, es el papel de la izquierda que confirmó en la última semana todas las sospechas sobre su rol histórico de mano de obra útil para el kirchnerismo. Esos militantes y dirigentes lideraron el frente de ataque al Gobierno de Morales mientras que el Frente de Todos alimentaba la violencia desde la seguridad de Twitter. Por alguna razón que financieramente aun no puede probarse, pero con claras razones que hablan de una sociedad política, la dirigencia de izquierda puso en marcha en las calles jujeñas todo el trabajo desestabilizador que luego cosechó el kirchnerismo.
Con su habitual firmeza para resolver situaciones límite, Morales recupera con el ataque kirchnerista el aura de dureza que ganó cuando resistió las presiones para indultar a la activista Milagro Sala, condenada por la Justicia provincial y le suma músculo político a la fórmula presidencial con Larreta.
Con los conmocionantes sucesos que se vivieron en Jujuy, queda claro que fue una prueba piloto del kirchnerismo. Allí anunciaron que si no son gobierno, viene el caos como único método para perturbar la gobernabilidad de quienes los sucedan. Cristina lo que está diciendo entre líneas es que: "si el gobierno no es nuestro, que no sea de nadie".
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la Universidad Nacional de La Plata. El 22 de noviembre de 2017, el Concejo Deliberante de La Plata lo declaró "personalidad destacada en el periodismo".