por Fabricio Moschettoni, editor de Impulso Baires. Twitter @FMoschettoni
El DNU 70/2023 se publicó hoy en el Boletín Oficial y entra en vigor el 1 de enero del año 2024, aunque de todos modos para ese momento falta un siglo.
Milei tuvo una tarde victoriosa cuando consiguió dominar la calle e impedir cortes descomunales como estaban previstos. Hubo protesta ordenada, pacífica y el incidente más grave fue en Constitución, cuando el líder del Polo Obrero, Eduardo Belliboni, agredió a un periodista de TN de manera verbal e incluso golpeando con su mano el micrófono.
La Plaza de Mayo tenía una presencia pobre de participantes, y el evento no logró consenso social para los organizadores. Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad, tuvo un accionar impecable, pero también es cierto que el grueso de los movimientos sociales de raíz peronista no movilizó.
Un acierto también fue recomendar al presidente postergar la cadena nacional del mediodía a la noche, porque el coctel hubiese tenido consecuencias políticamente perjudiciales por su impacto.
Por la noche se conoció lo que todos en mayor o menor medida venían debatiendo en cuanto a normas impuestas por un DNU polémico, trasgresor económicamente y desafiante desde el plano político institucional.
En líneas generales el paquete de medidas tiene cuestiones interesantes, como el marco de sociedades anónimas para más de treinta empresas estatales para una posible privatización, o flexibilizar las condiciones laborales que podrían incorporar a más personas a un mercado laboral mejor remunerado y más dinamizador.
También hay desregulaciones interesantes y muy necesarias como reformar el Código Aduanero, derogar la ley de Alquileres, y demás.
Todos temas debatibles en donde, desde el punto de vista de la visión económica, tendrá defensores y críticos.
El problema radical en el desafío que Milei hace al Congreso de la Nación, aprovechando posiblemente su mal crédito ante la sociedad. Pero el problema es que difícilmente con un ataque tan significativo logre pasar la barrera de aliados necesarios en alguna de las dos cámaras para que avance su DNU.
Unión por la Patria está absolutamente en contra y era previsible, y la izquierda también, pero un sector importante de la oposición dialoguista, como la UCR, la CC, el GEN, los socialistas y algunos provinciales no están dispuesto a dejar pasar un desafío de esa naturaleza.
Con este volumen de opositores enfrente, las centrales obreras analizando un paro nacional, y una importante cantidad de presentaciones judiciales en carpeta, el presidente tendrá un problema serio a la hora de conseguir un éxito en su misión.
Los medios de comunicación tradicionales están en pie de guerra con el Gobierno, en parte por el recorte de la pauta publicitaria, y en parte porque avizoran como más redituable tener una posición opositora y punzante, aprovechando la garantía varias veces expuesta por el mandatario de “libertad de prensa absoluta”.
Si Milei consigue pasar este momento podrá avanzar a concretar directamente una revolución en el país, porque de eso se trata. Está cambiando de manera abrupta un sistema político y económico que modificará la conformación de la sociedad, o sea que es una revolución moderna.
Pero si falla en el intento, Milei directamente arrojará a una crisis profunda a todo el sistema institucional, porque está dañando los pilares de la República.
Al presidente le gusta compararse con la era del “roquismo” en Argentina, o sea al proceso de transformación económica y política del país que comenzó en 1880 y perduró hasta 1916. En esa ocasión hubo avances económicos significativos con grandes inversiones, pero lo mismo ocurrió en otros lugares del continente en igual o menor medida porque había una ola que avanzaba en esa dirección. De todos modos, el “roquismo” también tuvo enorme flaqueza institucional, y hasta la posibilidad en manos del Poder Ejecutivo Nacional de intervenir provincias por DNU en momentos en donde el Congreso no tenía sesiones ordinarias.
Recordemos que en el período roquista, conocido así en toda su magnitud por gran parte de la historiografía, estuvo el surgimiento de la UCR y su causa contra el régimen que llamaban falaz y descreído, y que luego terminó en 1912 con la Ley Sáenz Peña, surgida desde el mismo régimen como producto de refriegas internas.
¿Qué busca Milei?. Evidentemente no quiere al Congreso de aliado, pero sin embargo todo parece indicar que cada paso dado está antes chequeado en ámbitos judiciales.
Tal vez, la jugada más fuerte y decisiva esté en un llamado a plebiscito y preguntar a la gente si prefieren el modelo que quiere imponer, con un DNU plebiscitado, o prefieren volver al populismo.
De todos modos un plebiscito vinculante es restrictivo y deja de lado algunos temas que se están previendo como fundamentales en el paquete de medida, y una consulta no vinculante sería una erogación injustificada que nada tiene que ver con la cultura del “no hay plata”.
Chile, en este mandato del izquierdista Gabriel Boric, planteó la necesidad de una nueva Constitución, y también sería remover una matriz institucional muy amplia, pero sin embargo en 500 días la gente rechazó en plebiscito dos textos, uno proveniente de la izquierda, y el otro de la derecha.
Es decir, hay que ver hasta que punto los cambios abruptos y con formato de abanico pueden pasar los filtros populares.
Los días que vienen serán decisivos, y la política tendrá que hablar.
Desafiar a la “casta” en tal magnitud no es gratis, pero si Milei pasa la prueba ingresará a la galería de los políticos que pueden ser parte de la historia nacional.