por Redacción
El analista añadió que: " Si bien es cierto que faltan negociaciones para un acuerdo institucional en el corto plazo, lo que se pretende es reforzar el vínculo con los dirigentes del partido amarillo, aunque la definición del tipo de alianza se acordó que se hará cerca del cierre de listas.
Si bien es cierto que Mauricio Macri quiere más funcionarios de su partido en el gobierno para avanzar en el cambio, en la Casa Rosada sostienen que ya tienen cuadros importantes del PRO en el gabinete. Ponen el ejemplo de Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad, Luis Caputo en Economía y Federico Sturzenegger en Desregulación, tres jugadores clave y mantienen la postura de que no va a haber otros cambios en el corto plazo.
“No hay ninguna reunión prevista para sumar cuadros técnicos, como Dietrich. No vamos a hacer un acuerdo institucional de cogobierno. Queremos trabajar la agenda conjunta”, expresan desde el entorno de Milei.
Aunque no le guste entreverarse con la casta, Javier Milei se está poniendo al comando de las negociaciones. Para ello se reunió con los jefes de bloque Gabriel Bornoroni (LLA), Cristian Ritondo (PRO) y Oscar Zago (MID) junto con diputados de sus espacios en la Casa Rosada. El presidente les comunicó las razones por las que vetará totalmente la reforma jubilatoria que sancionó el Congreso y les pidió apoyo.
A lo que apunta Milei es a aumentar su fuerza legislativa y evitar otra derrota en el Congreso. Es por eso que piensa en conformar un interbloque con los aliados que no acompañen el rechazo al veto a la ley de jubilaciones que prepara la oposición.
Otro dato a destacar es que la Casa Rosada aumentó sus críticas contra los diputados de La Libertad Avanza tras la interna feroz por la salida de Lourdes Arrieta y del senador Francisco Paoltroni. Quieren que sus legisladores bajen el perfil y trabajen más cerca de los del PRO.
La idea del Gobierno es iniciar el camino hacia una fusión electoral, pero no definió el tipo de alianzas territoriales que quiere firmar. En Balcarce 50 planean cerrar acuerdos con oficialismos provinciales para el armado de listas para las elecciones de mitad de término.
La encargada del armado de la estructura de La Libertad Avanza es la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei y su lugarteniente a nivel nacional, el subsecretario de Gestión Institucional, Eduardo “Lule” Menem. Para complementar, el desembarco en CABA trabaja la legisladora Pilar Ramírez y en el territorio bonaerense, el subsecretario Sebastián Pareja es otro jugador clave.
Milei tiene reuniones con Macri desde que comenzó la gestión. El ex jefe de gabinete Nicolás Posse y el asesor presidencial Santiago Caputo participaron de los encuentros de los primeros meses, pero luego el Presidente decidió dejarlos a un lado para evitar rispideces con Macri.
Todo tiene una explicación: El círculo íntimo de Milei mira con desconfianza al fundador del PRO, pero reconoce que están interesados en los cuadros técnicos que puede ofrecer el partido para las elecciones de 2025.
“Tenemos diputados muy influenciables por la oposición y necesitamos legisladores con más experiencia. Si cerramos un acuerdo con el PRO, la idea es que ellos renueven sus bancas bajo el nombre de la alianza”, manifestaron desde el entorno de Milei.
Es evidente que estos son días de purga en La Libertad Avanza. El embrión de partido político con el que Javier Milei llegó al poder atraviesa una crisis de convivencia entre personas sin una trayectoria común, carentes de vínculos afectivos que los unan y a quienes se les recomienda hacer caso a las órdenes que vienen desde lo más alto del poder.
La diputada Lourdes Arrieta fue la sexta integrante del bloque oficialista expulsada de mala manera en ocho meses. Otras dos, Marcela Pagano y Rocío Bonacci, están en la ganchera. Al senador Francisco Paoltroni lo mandaron a cuarteles de invierno por oponerse a la candidatura de Ariel Lijo a la Corte Suprema y, sobre todo, por cuestionar al asesor multifunción Santiago Caputo.
Y en este contexto, la vicepresidenta Victoria Villarruel recibe el trato de un enemigo: ya no habla a solas con Milei y cada día se desayuna con una nueva ofensiva proveniente de la usina oficial de agitación en redes sociales. El primer jefe de Gabinete, Nicolás Posse, quedó en la calle en tiempo récord sin un “muchas gracias”. La relación con el aliado más persistente del Gobierno, el Pro, marcha a los tumbos.
Milei en los últimos días empezó a escuchar a quienes le dicen que un presidente de la Nación tiene que atender la política aunque le aburra. Recibió al jefe del bloque de Diputados, Gabriel Bornoroni, peón de Karina, y se decidió a interactuar con los legisladores leales, a muchos de los cuales solo vio en un par de ocasiones y siempre en grupo. Preparan una primera cumbre con toda su tropa a casi nueve meses de asumido.
Además, Milei se convenció que necesita cultivar el vínculo con Mauricio Macri. Habían pasado dos meses sin hablarse y ahora llevan cuatro reuniones a solas en cinco semanas. Como señal, invitó a los líderes parlamentarios del partido amarillo y otros bloques afines.
En las tertulias con propios y aliados, al Presidente le llegan a los oídos conflictos reales, celos, disputas que requieren de un árbitro. “Tiene que claro que va a tener que meterse un poco más en el barro. Lamentablemente la política mete la cola en la economía y no podemos darnos el lujo de sumar una tensión adicional a los problemas que ya tiene la Argentina”,argumentan desde su entorno.