por Redacción
El encuentro tuvo lugar en el municipio de Chapada dos Guimaraes, en el estado brasileño de Mato Grosso (centro), una de las regiones más importantes del agronegocio en América latina, y fue parte de las actividades del Grupo de Trabajo sobre Agricultura del G20, que preparó el documento que será firmado el 19 de noviembre por los jefes de Estado y de Gobierno del foro, presidido este año por Brasil.
A las reuniones asistieron 43 delegaciones de países miembros del G20, invitados y organismos internacionales, registrando la mayor cantidad de ministros desde la creación del Grupo de Trabajo de Agricultura en 2011. "En total, 23 ministros y autoridades ministeriales, así como representantes de casi 50 países, alcanzaron un consenso, después de cinco años, para elaborar la Declaración Ministerial", informó un comunicado de la coordinación brasileña del G20.
Este documento aborda 38 temas divididos en cuatro ejes temáticos, enfocados en la implementación de políticas públicas que promuevan la sostenibilidad productiva, garantizan la seguridad alimentaria y nutricional, y combaten los efectos del cambio climático.
Los puntos principales de la declaración giran en torno a la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios, la contribución del comercio internacional a la seguridad alimentaria, el fortalecimiento de la agricultura familiar y el papel clave de campesinos, pueblos indígenas y comunidades tradicionales en la creación de sistemas. alimentarios incluidos y resilientes.
También se destacó la importancia de integrar la pesca y la acuicultura sostenibles en las cadenas de valor locales y globales.
La Declaración Ministerial representa un compromiso de los países firmantes para implementar las políticas públicas acordadas, guiando la adopción de medidas por parte de cada nación, indicó el comunicado. El documento destacó la importancia de modelos de financiamiento y colaboración para apoyar a los productores rurales en su transición hacia un sistema alimentario más inclusivo y productivo.
Además, refuerza la cooperación multilateral a través de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, una iniciativa de la presidencia brasileña del G20.
Otro de los puntos clave es el compromiso de las comunidades en la transición hacia un futuro energético justo y sostenible, en línea con la necesidad de garantizar un sistema alimentario global inclusivo y resiliente.