
por Guido Zatolukal */
Bitcoin fue diseñado para ser antiinflacionario, con un suministro máximo de 21 millones de unidades, lo que lo convierte en un activo de oferta finita e inalterable, sin importar la demanda. Esta escasez programada genera, a largo plazo, una presión alcista en su valor. Para República Checa, esto representa una oportunidad única: sumarse tempranamente a una tendencia que cada vez más países están explorando.
Actualmente, Estados Unidos, Reino Unido, China, Finlandia, Ucrania y Alemania poseen Bitcoin proveniente de confiscaciones judiciales, aunque en muchos casos sin integrarlo formalmente en sus reservas. En cambio, países como El Salvador y Bután han optado por incorporarlo activamente como un activo estratégico dentro de su política financiera. Si el Banco Nacional Checo avanza con esta iniciativa, podría abrir la puerta a una nueva etapa en la diversificación de reservas soberanas. ¿Será este el inicio de una adopción más amplia en el sector financiero global?
En el lejano 2014, el emprendedor Santiago Siri propuso en una carta abierta al entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) destinara el 1 % de sus reservas a la compra de Bitcoin. Una propuesta audaz para la época, pero que, vista con la perspectiva actual, habría sido una decisión estratégica sin precedentes para la economía argentina. En aquel año, las reservas del BCRA sumaban aproximadamente 31.000 millones de dólares, por lo que un 1 % equivalía a 310 millones de dólares. Con un precio de $320 por BTC en 2014, esa inversión habría permitido la adquisición de 968.750 BTC.
Hoy, con el valor actual de Bitcoin, esa cantidad equivaldría a 96.875 millones de dólares, más de tres veces las reservas netas actuales del país. Con una década de perspectiva, resulta fácil identificar la oportunidad perdida, pero quizás aún no sea tarde para que los países se animen a destinar una parte de sus reservas a Bitcoin. El verdadero desafío es evitar que, dentro de 10 años, estemos lamentando nuevamente no haber dado el paso a tiempo.