
por Redacción
El analista añadió que: "Mientras tanto, ya casi no quedan dudas de que Cristina Kirchner tiene intenciones de ser candidata en las elecciones legislativas en busca de fueros, ante el asedio de la justicia en algunas causas que se están despertando últimamente .
En medio de las disputas internas que dividen al peronismo bonaerense entre el Kicillof y La Cámpora , en los últimos días se largó una suerte de operativo clamor, donde la Ciudad de Buenos Aires y algunos puntos del conurbano bonaerense amanecieron con las paredes inundadas de afiches con la foto de la ex presidenta, lo que estaría preanunciado su decisión de ir a fondo en su pelea con el Gobernador Kicillof.
Los carteles que bajo la leyenda “Cristina es presente”, están ilustrados con una fotografía de la dos veces ex mandataria y llevan como firma “Primero la Patria”, lema que eligió en su momento para enfrentar al Gobernador Ricardo Quintela de La Rioja en la disputa por la presidencia del Partido Justicialista (PJ) nacional, cargo que finalmente terminó ocupando tras un fallo de la justicia electoral a su favor.
Pero además, la consigna sale a confrontar con la que vienen enarbolando desde las filas que responden al Gobernador que rezan que “El futuro es con Axel”, lo que estaría indicando que CFK, en lugar de poner paños fríos a la interna partidaria, se mostraría decidida a pisar el acelerador a fondo, o bien para buscar una candidatura en representación de la provincia de Buenos Aires, o de marcarle la cancha al mandatario provincial para el armado de las listas.
De esa manera, la ex presidente echa por tierra el anuncio que realizara en su momento cuando instó a la dirigencia a tomar posesión del bastón de mariscal, mandato que decidió a asumir Axel, quien además, y con miras de cortar el cordón umbilical que lo unía a su antigua mentora política, llamó “a crear nuevas canciones”.
El Gobernador, quien a raíz del asesinato de Matías Paredes perpetrado el pasado jueves por cinco policías vestidos de civil de bonaerense en Mar del Plata, decidió suspender el encuentro de la militancia que tendría lugar el sábado en esa misma ciudad, deberá decidir en las próximas semanas el desdoblamiento de las elecciones legislativas provinciales de las nacionales, lo que no es bien visto por la ex mandataria, ni por su hijo, Máximo Kirchner, titular del PJ de la provincia.
Tanto Cristina como Kicillof, vienen pulseando por quedarse con la lapicera a la hora de elegir los nombres de los candidatos que irán en la boleta del peronismo bonaerense, pero al mismo tiempo, ambos apuestan a erigirse en la principal figura de la oposición que enfrente a las políticas de ajuste que viene llevando a cabo el gobierno del presidente Javier Milei.
Por el lado de Kicillof, se especula que resolverá en diez días si desdobla o no la elección en la provincia de Buenos Aires. Se sabe que el mandatario provincial está decidido a avanzar con una elección provincial separada de la nacional. Una decisión política que Cristina no comparte.
Fue en diciembre en la cumbre del PJ bonaerense de Moreno que la ex presidenta planteó no estar de acuerdo con el desdoblamiento de la elección en la provincia y puso reparos en algunos puntos de la gestión de Kicillof como la inseguridad donde el mandatario viene siendo jaqueado por la oposición y la situación caótica del IOMA, la obra social del Estado bonaerense.
Lo que no puede dejar de observarse, es que con más de dos décadas marcando el ritmo del peronismo -y un nivel de influencia interna superado sólo por el fundador del partido- Cristina Kirchner pasa hoy por su momento de mayor debilidad.
Pero nunca hay que darla por muerta, porque Cristina ya sobrevivió a una experiencia similar cuando se le rebelaron algunos diputados y senadores durante el gobierno de Mauricio Macri, pero la erosión de su figura se vuelve cada más visible.
En este punto surge una pregunta reglamentaria: ¿El problema es de Cristina, cuya figura se ha desgastado o ese es un problema del peronismo que no encuentra un liderazgo sólido que lo represente ante la figura avasallante de Milei?
Los enemigos internos de la ex presidenta -la CGT, algunos gobernadores, un puñado de intendentes bonaerenses, dirigentes de provincias en las que el kirchnerismo lleva varios años de desprestigio- se apuran siempre a decir que el nudo del peronismo se desatará cuando ella se retire.
Pero también hay que observar que no apareció aún ningún dirigente con el peso nacional suficiente como para poder prescindir de Cristina y -sobre todo- de su discurso. El peronismo no kirchnerista, en ese sentido, tiene los mismos problemas de legitimidad y representatividad que tiene Cristina.
Ese dato quedó reflejado en la última elección, cuando la cuenta de gobernadores peronistas se convirtió en la más flaca de los últimos años e incluso en el norte del país, que había sido el último refugio del peronismo, hay que detenerse para hacer la cuenta de los mandatarios que se reconocen como justicialistas.
También hay que decir que los resultados de la votación en Diputados sobre el proyecto para suspender las PASO hablan mucho de esa desintegración del principal partido del país. Allí se puede ver que no todos los rebeldes de Unión por la Patria votaron a favor del proyecto oficial por una tirria particular contra Cristina y que cada legislador tuvo razones propias para oponerse a que se hagan las Primarias este año.
Algunos diputados obedecieron a las necesidades del gobernador de su provincia, los massistas mantuvieron su posición histórica contra las PASO y otros optaron por mandar un mensaje a Cristina y otro a Axel Kicillof, a quien la suspensión de las Primarias le servirá para desdoblar la elección bonaerense y separar la suerte de los candidatos provinciales -y municipales, agregan los intendentes del PJ- de las postulaciones a diputado nacional.
Los observadores creen que la fragmentación se potenciará con el debut de la boleta única para cargos nacionales, porque ese cambio obliga a separar las candidaturas a diputados y senadores nacionales de todos los cargos provinciales y municipales. Ahora no habrá manera de que alguno de esos tramos -el nacional o el provincial- empuje al otro. Esa posibilidad de arrastre quedó sepultada con la muerte de la boleta única.
Cristina teme que, si además de ese corte obligado, los intendentes y Kicillof consiguen que, por primera vez en más de treinta años, la elección bonaerense se haga en un día distinto que la nacional, no habrá nadie en ningún municipio defendiendo los afiches en los paredones o contratando remises para llevar la gente a votar. Para decirlo de otro modo, los candidatos nacionales del peronismo, tal vez por primera vez en la historia del movimiento, tendrán que transpirar para tener fiscales en todas las mesas de la provincia de Buenos Aires", finalizó el analista.